¿INVASIÓN O DESCUBRIMIENTO?, LA IMPORTANCIA DE LAS PALABRAS A 500 AÑOS DE DISTANCIA. Por Jorge Gallo García*

• Rencor y un pasado que no se olvida
• El lenguaje para implantar una ideología
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Se acercan los 500 años de hechos históricos que cambiaron la historia del mundo, como lo es la caída y sometimiento de los grandes imperios americanos, la llegada de los europeos a un continente que era para ellos desconocido y el proceso de conquista -como se vivió en lo que hoy es América Latina-, y colonización -que se llevó en el norte del continente.
Y como es de esperarse, el recuerdo de estos hechos no pasará desapercibidos tanto para europeos como americanos, sin embargo, la semántica y el significado que cada visión le dé a dichos acontecimientos definirán su papel, tanto en el gobierno como en los colectivos de ambas partes del mundo.
¿Cómo le tenemos que llamar? ¿Conquista?, ¿encuentro de dos mundos?, ¿descubrimiento de América? ¿invención de América? Y aunque parezca que dicho tema no tiene importancia y que el significado de las palabras, ya que dependiendo de punto de vista de cada una de las partes.
En el texto escrito por el filósofo Enrique Dussel “¿Descubrimiento o invasión de América?”, se analiza el contexto histórico, político y hasta religioso que tiene la llegada de los europeos a tierras americanas, y el sometimiento que realizaron los europeos de los habitantes de estas tierras, y de estos hechos se deriva, la visión que tanto europeos como americanos tenemos de los mismos, y de refilón, analiza el papel de los diferentes gobiernos para conciliar la visión que tenemos de la historia.
Para el historiador y teólogo argentino, es necesario ver las dos visiones que tiene el proceso que comienza con la llegada de los europeos a unas tierras que eran totalmente desconocidas, puesto que, para la visión del siglo XV, “el mundo” -como se concebía-, era África al sur y Asia al este, entonces había negros, amarillos y blancos, y bajo esta visión reducida por las concepciones cristianas de la época, y de América no se tenía una idea clara.
Entonces cuando Cristóbal Colón se topó por accidente con las Antillas, creyó que se trataba de Asia y a los habitantes se les llamo “indios”, lo que empieza el proceso con un error, ya que al llamarles “indios” a los naturales, de entrada, se les ve “desde arriba”, con desdén, desestimando su cultura, religión y otros aspectos que los hacen diferentes a los europeos.
Por lo tanto y bajo el punto de vista de los dominadores, menciona Dussel, la llegada de los europeos es un “descubrimiento”, pues separando la palabra, “des-cubriendo”, nos indica que se quita el velo a lo que está cubierto, es decir, algo que existe pero que aún no se conoce; y bajo esta óptica, los conquistadores -españoles y portugueses-, y luego los mercaderes -ingleses y holandeses-, llegan con “la verdadera civilización”, justifican la barbarie, la violencia y el sometimiento de los pueblos que ya habitaban estas tierras y que tenían sus propias costumbres, en el hecho de que ellos las consideran primitivas, salvajes y muchas de ellas, diabólicas.
Pero si el proceso se analiza “desde abajo”, es decir si se ve bajo la óptica de los dominados, entonces cambia a “una invasión”, pues se impuso una cosmogonía y se destruyó el mundo que tenían los habitantes americanos; “el amerindio” fue visto como salvaje, lo mismo sucedió con el negro africano que fue reducido a esclavo o “el amarillo” -asiático-, que fue evangelizado sin éxito, pero sí dominado bajo la fuerza del armamento.
Y es aquí donde las palabras y los términos se adoptan al discurso y a las acciones. “Des-cubrir”, “evangelizar” y “civilizar”, justifica la dominación económica, política, cultural y religiosa, crea el “yo europeo”, el egocentrismo pues los grandes cambios vienen de Europa, de monarcas que no conocen sus territorios, pero que deciden el destino de sus súbditos.
Para el indígena, el que se le llame de “indio”, representa el robo de su propia identidad pues con los viajes de circunnavegación se demuestra que no estamos en Asia, ni que somos indios de La India, es decir, no existe y su existencia causa debate; con los Papas se discute si son humanos, si se les da el estatus de personas humanas, lo que como ya se mencionó, justifica el saqueo, la ignorancia y la esclavitud.
Pero la llegada de “los intrusos”, entendida la palabra “intruso”, como el que llega de afuera a destruir, a invadir, al que en un principio se les vio como dioses, pero conforme se les conoció, los americanos conocieron su verdadera cara e intenciones, y de este encuentro violento, nació una nueva raza, una nueva cultura, dispar, injusta, dividida y que hoy conocemos como América Latina.
Y esto, en buena medida, explica los movimientos actuales, de emancipación del eurocentrismo, del neoliberalismo, de la rebeldía a los organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y a sus políticas privatizadoras; lo que también explica el por qué, algunos gobiernos (como el de Andrés Manuel López Obrador, Presidente de México) que le pidan a la Corona Española, una disculpa, un “desagravio histórico”, es decir, una forma de aceptar que la conquista fue violenta y de esta forma, aceptar la igualad que el eurocentrismo se niega a reconocer.
(*) Periodista y Maestro/Investigador (UAM-Azcapotzalco)
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