NARCO PARTY DE DOÑA NAYLA. Por Márcia Batista Ramos

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Doña Nayla, trabajó desde niña ayudando a su madre que se quedó viuda. No tuvo ocasión para jugar con muñecas, pasaba el tiempo atendiendo a los hermanos menores, limpiando o cocinando, mientras los días pasaban apresurados.

Para ella, las noches no eran un espacio para soñar. Siempre dormía cansada, un sueño profundo que parecía corto.
No tuvo torta de quince años, ni vals de matrimonio, tampoco un conteo de las horas felices. Ella pasó su vida con fardos de dolores viejos a cuestas…

Este año, una semana antes de su cumpleaños, Doña Nayla pelaba papas para el almuerzo, mientras el hijo sentado delante de ella, observaba los callos de sus manos con los pulgares teñidos de tanto pelar papa, día tras día, durante toda su vida dura.
-Mamita, pronto será tu cumpleaños, quiero festejarte.

  • ¿Para qué? Son gastos insanos.
  • ¡Está bien! No haremos nada… Pero, si no fuera un gasto, podríamos hacer una fiesta temática… ¿de qué tema te gustaría una fiesta?
  • No sé…
  • Por ejemplo, de princesa. O vestida como una reina y entrar en una carroza o limosina. Tantos temas para hacer una fiesta. Dime, mamita: ¿Cómo te gustaría una fiesta de cumpleaños?
  • ¡De narcos!
  • ¿Narcos?
  • Si. Como en la novela. O como en el seriado de Netflix. En un lugar al aire libre con piscina, los mozos bien elegantes sirviendo y yo entrando custodiada por un grupo de guardaespaldas con su pinta de matones, portando armas y vistiendo chalecos antibalas… Sabes hijito, yo creo que me sentiría poderosa, importante, millonaria… En vez de colocar mi edad o mi nombre en la pared, detrás de la mesa de la torta, colocaría un cartel: “Hay tres maneras de hacer las cosas: bien, mal y como yo las hago” la frase famosa de Pablo Escobar, todos sacaríamos fotos con la torta y el cartel… Y en la torta estaría escrito: “O plata o plomo”.
  • ¿Dónde aprendes todo eso mamita? Eres experta en esos temas. –dijo el hijo sin ocultar una sonrisa.
  • En la tele, hijito. ¿Dónde más? En la tele. También me gusta Al Capone. Él decía: “Puedes ir muy lejos con una sonrisa. Puedes ir mucho más lejos con una sonrisa y una pistola”.
  • No se diga más, el miércoles celebraremos tu cumpleaños mamá, haremos tu “narco party”.

    Día Jueves en las noticias:
    “El miércoles, circuló imágenes y videos donde se ve a un grupo armado… La Policía intervino una fiesta de cumpleaños… Justicia libera al grupo que se disfrazó de narcos armados para un cumpleaños… Las seis personas que fueron arrestadas por simular un grupo armado de una banda de narcotraficantes el miércoles… Fiesta temática termina en prisión… La Policía estableció que se trataba de armas de juguete que se parecían a armas reales… El miércoles, circuló imágenes y videos en los cuales se ve a un grupo de hombres vestidos de negro y con chalecos especiales, que portaban presuntas armas de grueso calibre como si fueran verdaderas, pero en realidad eran réplicas…”

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LOS MELLIZOS. Por Márcia Batista Ramos

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Era un hombre alto de tez blanca y profundos ojos verdes, hijo de un conocido terrateniente. No quiso estudiar como todos sus hermanos, tampoco quiso trabajar la tierra, aun que guardaba gratos recuerdos de su niñez en la hacienda. Siempre recordaba, como los indios le cargaban en la espalda y como los hacia sufrir para su gozo y contentamiento.

Se casó con Ana Carolina, la hija de otro hacendado que también había sobrevivido a la reforma agraria y que mantuvo su feudo casi intacto; pero, el hacendado no sobrevivió al matrimonio de su preciosa hija con semejante badulaque.
La feliz pareja reprodujo dieciséis hijos, tres pares de gemelos, un de mellizos y los otros. Eran personas muy simpáticas y agradables para conversar, se querían mucho, además de que eran bonitos e irresponsables. Vivieron de todo lo que heredaron hasta gastar el último centavo. Vendieron los objetos de valor como la Virgen de plata maciza por míseros 20 dólares; también los cubiertos de plata, la vajilla, las tierras, los animales, la mesa, las sillas, las joyas, la colección de armas, los suvenires que sus madres y abuelas trajeron de los viajes a Europa, los cargamentos de plata para los días de fiesta. Todo…
Hasta que una mañana, Ana Carolina le pregunta al marido qué darán de comer a tantas bocas, porque van a despertar y no hay nada. Él le contesta que despierte a los mellizos y los arregle, porque los va a llevar para venderlos. Ella lo mira con sorpresa y él añade que los chicos van a estar bien pues, nadie tendría valor de maltratar a dos preciosos angelitos tan rubios de ojos celestes como su madre.
Ana Carolina, sin decir palabra se apresura en traer a los mellizos y él los lleva al mercado Bolívar y ofrece a la primera señora bien presentable que ve. La señora, al ver tan lindos niños y que su padre quiera venderlos por tan poco, piensa que puede darles mejor futuro junto a su esposo e hijos, y accede a comprarlos.

En el momento de la transacción los mellizos terminan de despertar y se percatan que deben irse con la señora desconocida, empiezan a llorar y a rogar a su padre:
-“¡Papi no nos venda! ¡Ya no vamos a pedir pancito!”
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ESCRIBIR ES COMO PULIR UNA PIEDRA DURA: MÁRCIA BATISTA RAMOS. Por Juan Norberto Lerma (*)

Márcia Batista Ramos es Licenciada en Filosofía-UFSM, Gestora cultural, escritora, poeta y crítica literaria
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Una palabra es suficiente para que la escritora Márcia Batista Ramos inicie un texto, el cual puede tomar la forma de un cuento, un ensayo, transmutarse en un poema, o de plano en un cuento poético.
Desde luego, Márcia Batista Ramos es la que determina qué forma tendrán sus textos, pero en algún lugar de este universo también existen el destino y la magia, los cuales descienden en sus páginas y hacen que las palabras evoquen imágenes selváticas, enigmáticas o que revelen secretos.

Originaria de Brasil, la escritora Márcia Batista Ramos vive actualmente en Bolivia y, desde esa geografía sin mar, contempla cuanto sucede en el resto del mundo, pero, sobre todo, observa lo que ocurre dentro de ella y su mundo literario.
Márcia Batista Ramos es Licenciada en Filosofía-UFSM, Gestora cultural, escritora, poeta y crítica literaria. Además, es una mujer generosa que lo mismo colabora en espacios periodísticos, que invita a personas a participar en los espacios en los que ella publica y les da la posibilidad de difundir sus textos.
Actualmente, Márcia Batista Ramos colabora en revistas internacionales de 22 países y es editor adjunto de la Edición Internacional de Literatura China (a cargo de la Federación de Círculos Literarios y Artísticos de Hubei, China).

Debido al trabajo de su padre, desde niña, Márcia Batista Ramos tuvo que cambiar de domicilio en innumerables ocasiones. Las mudanzas y el peregrinaje la hicieron conocer varias poblaciones y la favorecieron con decenas de amistades. Ese constante movimiento le enseñó que “nadie es imprescindible y los afectos tienen un sabor duradero, pues cuando vuelves a encontrarte parece que no pasó el tiempo”.
Una niñez diversa y colorida
“Yo crecí en el Estado do Rio Grande Do Sul, un estado muy próspero al sur de Brasil; digo en el estado, porque mi niñez fue marcada por los cambios de destino de mi padre, entonces, viví en distintas ciudades del estado de ‘Rio Grande Do Sul’, asistí a diferentes escuelas y conocí a diversas costumbres en cada lugar de residencia, eso me hizo bastante adaptable. Estuve en colegios de monjas (cantaba en el coro)”.
“Viajaba bastante, en los fines de semana, para ver a la abuela en la capital, los primos y, todos los parientes. Entonces, mi niñez tenía muchos paisajes, la parada en el ‘Belvedere’ (mirador) para admirar la Sierra del Mar; sabía nombres de ríos y de muchos lugares del camino; había lugares en la orilla de la carretera donde parábamos para comprar frutas o los restaurantes de cada ruta desde el municipio donde vivía hasta la capital, que ya se tornaban familiares porque comíamos muy a menudo en algunos de ellos, (recuerdo el restaurante húngaro que servía pastel con una bola de helado como postre); después cambiábamos de ciudad y venía una nueva ruta y nuevos lugares, pero siempre era bueno; me gustaba el viaje y las paradas para comprar piñones calientes en invierno o uvas en el verano. En las vacaciones de verano siempre viajábamos al mar, el Atlántico sud tiene olas tranquilas en la playa y es frio”.

“Siempre vivíamos en casas grandes, en el barrio más céntrico de cada municipio, una o dos cuadras lejos de la plaza, pero lo que importaba era la familia, que se sentaba siempre a la mesa. Iba a los cumpleaños de los amiguitos, los invitaba a los míos, en cada lugar que viví”.
“Jugábamos y me despedía cuando tenía que cambiarme de ciudad, y llegaban otros amigos en el nuevo destino, como una prueba de que la vida es así, un lugar pasajero, donde nadie es imprescindible y los afectos tienen un sabor duradero, pues cuando vuelves a encontrarte parece que no pasó el tiempo”.
“El paisaje de mi niñez fue muy diverso y colorido. Mientras observaba los lugares con nombres pintorescos como la ciudad llamada ‘Feliz’ o leía la filosofía escrita en los parachoques traseros de los camiones, crecía”.

Describe una escena en la que de niña hayas sido feliz.
-Vi en el periódico de domingo la propaganda del show internacional ‘Holiday On Ice’ en la capital del estado y les dije a mis padres que quería ir al show y tres días después, ellos salieron más temprano de su trabajo y viajamos a la capital Porto Alegre, para ver el ballet sobre hielo. Fue tan grato que, hasta hoy, cuando recuerdo, dibujo una sonrisa en mi rostro.
El romanticismo brasileño
La formación literaria de Márcia Batista Ramos comenzó con los románticos brasileños: Castro Alves, Álvares de Azevedo, Gonçalves Dias, y continúa nutriéndose con los libros que más disfruta.
Cuáles son los escritores que tú consideras que te formaron.
-La formación primigenia es en mi país y en mi idioma materno el portugués, empieza cuando aprendí a leer, descubrí los poetas del romanticismo brasileño, un importante movimiento artístico del siglo XIX, con representantes en la prosa y en la poesía y pese a ser tan niña, me encantaban y aprendía muchos versos de memoria: ‘Y dejo la vida como quién deja el tedio\ Del desierto, el ponente caminero\ — Como las horas de una larga pesadilla\ Que se deshace al doblar de una campana’. (Recuerdo de Morir, Álvares de Azevedo)”.

“Los poetas románticos brasileños, me enseñaron algo así como: que, la poesía es triste.”
“Después, conocí a otros poetas contemporáneos, que no me hicieron cambiar de parecer, como: – Mario Quintana: ‘¿Más qué daros de nuevo y de imprevisto?’ \Digo… y alzo mis manos fatigadas: \’Yo sé llorar… Yo sé sufrir… ¡Sólo eso!’”.
“Y Cecília Meireles ‘Yo canto porque el instante existe \ y mi vida está completa.\ No soy alegre ni soy triste:\soy poeta’”.
“Posteriormente, vino una lista larga que sigue sumando nombres porque somos seres en transformación y siempre hay quienes nos tocan con su pluma mágica”.
El misterio del trabajo creativo
Márcia Batista Ramos escribe de noche y de día corrige sus textos, Tiene claro que la literatura es un arte que requiere que se pulan las frases como si fueran piedras duras. Para Márcia Batista Ramos, la literatura puede ser una frase certera, pero sobre todo es armonía, quizá canto o poesía.
Qué te lleva a escribir, qué mecanismos interiores te dirigen hacia la página en blanco.
-Una palabra, una simple palabra, abre una puerta que me lleva a diversos pasadizos dónde existen palabras desparramadas, que las junto y que terminan en un texto.
¿Tus textos surgen de la “inspiración” o del trabajo?

—Del trabajo inspirado en algo.
Si tuvieras que escoger entre la “inspiración” y el trabajo, ¿con qué te quedarías?
—El trabajo de pulir la palabra como quién pule una piedra dura.
¿Eres escritora matutina o nocturna?
—Escribo por las noches, reviso mis escritos por las mañanas.
¿Tienes alguna definición de “buena literatura”? ¿Y de mala literatura?
—Para mí, la buena literatura se relaciona con la excelencia del arte literario, por eso provoca satisfacción en nuestro espíritu, por la palabra bien dicha y la idea bien plasmada, tiene un ritmo y conmueve.
“Lo contrario, ruidoso, irritante, confuso es aquello que yo llamo mala literatura. Empero, la literatura es un arte subjetivo y como tal, da para todos los gustos. Y los gustos no se discuten, se respetan. Yo no discuto sobre la temática”.
Menciona un libro que te haya atrapado y dime por qué te atrapó.
“Algemas partidas del escritor inglés A.J. Cronin”.

“Una historia de suspense y misterio en que el hijo intenta encontrar a su padre y descubre que está preso injustamente, además descubre que el verdadero criminal es un hombre generoso que vive con la sombra de su pasado”.
“Me atrapó a mis 13 años, porque la justicia es una cuestión genética que traigo en las venas”.
Nombra algún libro que no te haya gustado.
—Existe un libro que su lectura fue horrible, una especie de tortura, me causó dolor de cabeza, la baja calidad de la obra era hiriente. Pero, lo escribió un escritor conocido mío, entonces, me reservaré el derecho al silencio…
Literatura sin etiquetas

Para Márcia Batista Ramos la literatura es libertad y pronostica que en el futuro los libros continuarán inspirando a quienes escriben. De todos los géneros literarios en los que ha incursionado, en el que se siente más a gusto es el relato, en el que crea atmósferas que atrapan la atención de los lectores.
¿Crees que hay literatura libresca?
—Creo que la hay y seguirá existiendo para siempre, porque no todos los escritores responderán, todo el tiempo a la realidad dinámica y a las nuevas tecnologías, por eso sostengo que seguirán utilizando la lectura de libros como fuente de inspiración, como parte de los usos y costumbres de la ya establecida literatura.

“Además, pienso que la tradición libresca, con el tiempo y el avance de las tecnologías, tiende a tornarse un requinte, en un mundo de tecnologías al alcance de todos, porque el ser humano siempre quiere destacar por la diferencia”.
¿Hay literatura vivencial, visceral?

—Hay de todo en la viña del Señor. Depende de cada escritor plantear abordajes subjetivos y libres de un contenido reflexivo, vivencial o contemplativo de la realidad; o proponer una lectura que deje incómodos y desasosegados a los lectores por el contenido visceral y políticamente incorrecto (transgresor).
“La verdad es que la literatura es la manifestación de la libertad del ser humano, lo único que logra ser más libre que la literatura es el pensamiento humano. Pero el arte de la expresión a través de la palabra, tanto en textos escritos (literatura escrita) como hablados o cantados (literatura oral), siempre va a reproducir la vivencia del hombre sobre la tierra y muchas veces, lo hará de forma punzante, furiosa, descarnando todo y respondiendo a la literatura visceral”.
“Además, para personas en circunstancias de violencia la experiencia de producir literatura vivencial sirve de catarsis y cuanto más uno se acerca al dolor, se aleja de las contemplaciones y más visceral será la literatura vivencial”.
¿Con qué tipo de textos te sientes más cómoda, con las microficciones, los relatos, la poesía, o los ensayos?

—Me siento más cómoda con los relatos, por esas cosas de la inspiración momentánea y de la narrativa en primera persona que acostumbro a escribir, que me permite personificar al personaje que cuenta la historia, es una experiencia gratificante.
¿Crees que es correcto utilizar la literatura para servir a alguna ideología?
—Todo ser humano tiene una formación ideológica intrínseca, si reniega en contra de esa ideología va a adoptar otra que le convenza. Y el escritor siempre está enmarcado en su formación ideológica, y lógicamente que va a expresarse literariamente conforme su formación ideológica. Eso es correcto, porque lo neutro no existe, lo neutral es tan falso que apesta.
Arte sin compromisos

En los textos de Márcia Batista Ramos aparecen una diversidad de temas, casi tantos como los que contiene el abanico de la vida. Cuando lo que surge desde dentro de ella no se amolda en un relato, se convierte en un poema.
En los cuentos cortos de Márcia Batista Ramos surge la sorpresa o la reflexión, la frase poética que despierta en el lector imágenes de fantasía que construyen un universo poblado de seres fantásticos en el que abundan los recuerdos de la niñez.
¿El escritor debe comprometerse con la sociedad o sólo con sus textos?
—A estas alturas del desarrollo de la humanidad, yo pienso que el respeto por el otro y su manera de expresar su arte es lo fundamental. Cada uno debe hacer lo que mejor le parezca, comprometido consigo mismo y con su conciencia.

“Hoy por hoy, el intento de encasillar a las personas, sus expresiones artísticas y lo que fuere, es vano, y retrógrado desde mi punto de vista. Aplaudo a los escritores comprometidos con los problemas de su tiempo, pero también aplaudo a los escritores que abogan por una literatura pura: que buscan el arte por el arte”.
¿Qué es lo que quisieras transmitirles con tus textos a tus lectores?
—La verdad, en mis textos yo trato de plasmar la universalidad de algunos aspectos de la vida humana, a partir de una voz individual.
¿Te han intentado obstaculizar en los “círculos literarios”?
—Sí, claro que sí. Yo vivo en Bolivia y el medio literario es reducido, y en él pululan las mentes estrechas que se mueven con mentiras y otras mediocridades. Pienso que en todos los lugares existen las personas que te extienden la mano y las que te tiran piedras. Hace parte de la índole humana, pero no es agradable encontrarse con las segundas.
¿Qué crees que le hace falta a la literatura que hacen las mujeres? ¿Qué es lo que hacen bien las mujeres en la literatura?

—Hace falta que los hombres dejen de ser machistas y erradiquen la mentalidad de que las mujeres tienen menos capacidad o menos posibilidades que los hombres.
“Mientras la humanidad como un conjunto no evolucione y entienda que hombres y mujeres tienen las mismas capacidades y posibilidades existirán ese tipo de preguntas y la diferenciación de la literatura escrita por mujeres. Las mujeres hacen muy bien todo lo que se proponen a hacer”.
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Poeta y escritor. Nacido en México, Distrito Federal. Es periodista. Colaboró en diversos medios de comunicación y en varias revistas culturales. En el año 2000 ganó el premio de cuento José Emilio Pacheco, al que convocó la Universidad Nacional Autónoma de México.

DE MIGRACIÓN Y MIGRANTES (Un panorama actual). Por Fidel Carlos Flores*

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NIP 25/01/22 (CDMX). Hace poco más de dos meses, el presidente Andrés Manuel López Obrador se reunió con su homólogo estadounidense Joe Biden, en el encuentro –entre otras cosas- destacó la importancia de los migrantes y pidió no olvidar a los 38 millones de mexicanos que viven en EEUU, la mayoría trabaja y aporta impuestos. También agradeció las remesas significativas que envían los connacionales a México.
Pero ¿qué tan importante es el tema migratorio? Demasiado importante y vital. Independientemente de añejas desigualdades, según el presidente López Obrador en el 2020, se enviaron al país 40 mil 600 millones de dólares, en plena pandemia y cuando más lo necesitábamos. Se estima que el 2021 (que acaba de pasar) las remesas subieron a 50 mil millones de dólares, convirtiéndose así en el principal factor de reactivación de la economía.
Por ello, en mensaje a los migrantes, López Obrador les dijo que hablaría con el presidente Biden para que cumpla el compromiso de regularizar la situación de once millones de trabajadores en Estados Unidos.
La diáspora (o dispersión) mexicana es una de las más grandes del mundo, aunque está ligada a un conjunto de distintos fenómenos y anomias, entre ellos, problemas económicos, pobreza, incremento de desigualdades y lucha por lograr un mejor nivel de vida. Además de una circunstancia geopolítica única: Su frontera de 3200 kilómetros.

Curiosamente, en los últimos años se presentó, una situación «a la inversa» es decir, se incrementaron los inmigrantes en México.
Pero vamos por partes. Cada vez más estadounidenses se mudan a México, de hecho, su Departamento de Estado estima que, un millón y medio de sus ciudadanos viven en nuestro país, cantidad que significa el doble de hace diez años y sigue aumentando. Dichos extranjeros entran con visa de turista y luego se quedan, sobre todo jóvenes.

Los inmigrantes en México proceden principalmente de Estados Unidos, Centroamérica y España. A la par el turismo actual continúa su vertiginoso ascenso, sobre todo en la última década.
Sin embargo, aunque el gobierno controla y deporta a los inmigrantes de América Central, éste adopta un enfoque bastante laxo respecto a los migrantes de Estados Unidos. Al respecto, el Canciller mexicano hace algún tiempo comentó al Washington Post
que: “Independientemente si están legalmente en el país o no, nunca los hemos presionado para que pongan en orden sus documentos”.
PANDEMIA, Y MIGRACIÓN REGIONAL.

Entre otras variables, la pandemia del Covid profundizó las crisis económicas (desempleo, inflación y pérdida del poder adquisitivo) en casi todos los países de América Latina .
El año pasado, el número de personas que solicitaron condición de refugiados en México alcanzó una cifra récord e inimaginable, según la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar).

Las tres principales nacionalidades de los solicitantes fueron de Haití, Honduras, y Cuba. Incrementándose -además- caravanas migratorias desde Guatemala hacia el estado de Chiapas, con ingreso irregular y violento.
Por muchos años, México ha sido el paso de decenas de miles de migrantes que en su mayoría van rumbo a Estados Unidos, pero últimamente se quedan, a través del refugio o asilo. Y es que, una gran cantidad, huyen de la violencia, la extrema pobreza y los desastres naturales. Por otro lado la frontera Norte permaneció cerrada por la crisis sanitaria.

En ese contexto, las tragedias fatales que dejó la migración -en los últimos meses- se reflejan en el calcinamiento de una veintena de cuerpos en Tamaulipas, la volcadura de un tráiler con 150 centroamericanos con medio centenar de muertos y de enfrentamientos con la Guardia Nacional, entre otros conflictos.
Para atender a los migrantes, -en general- el Instituto Nacional de Migración regularizó la situación de varios grupos otorgándoles visas humanitarias, para permitirles trabajar, en México
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Finalmente, una de las secuelas que deja el impacto del SARS CoV-2 (como Pandemia global) a todos los países del mundo, son los intensos flujos migratorios que -si lugar a dudas- están provocando un nuevo reordenamiento geopolítico internacional ¿sus consecuencias? Pronto las sabremos.
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Periodista (Escuela de periodismo Carlos Septién) y Economista (Universidad Autónoma Metropolitana/Azcapotzalco)

EXTRAÑA COSTUMBRE. Por Márcia Batista Ramos

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Continúa la búsqueda de Ana, por todas las latitudes, la mujer de 25 años desaparecida en algún lugar.
Es siempre así, las mujeres con sus mentes diáfanas, se olvidan regresar y desaparecen sin dejar rastros de sus zapatillas de cristal.

Simplemente, las mujeres se hacen humo, se hacen gas. Suben, lentamente, con el aroma del incienso. Nadie las busca en las nubes, allá con certeza, se las podrán encontrar…
Son ya nueve días sin tener noticias de Bárbara, la mujer de 35 años desaparecida en cualquier lugar. Desde que desapareció se han realizado numerosas batidas, pero de momento no han arrojado ninguna pista. Un dispositivo de búsqueda que además cuenta con numerosos agentes de la Guardia Civil y está dotado de ayuda canina y con helicópteros, no logra encontrarla.
Igual que Solange, Isabela desconectó su teléfono móvil para desaparecer en paz.
Es que nadie entiende, por qué a las mujeres les gusta desaparecer al medio día o antes de la oración. Jamás, se les preguntó el motivo de tan extraño gusto que, de tan corriente, parece moda o epidemia.
Continúa la búsqueda de Clotilde, la mujer de 15 años desaparecida en cualquier lugar.

Durante estos días cientos de vecinos han peinado la zona del río y también el cruce de la carretera del municipio vecino, con la vía que da acceso al pueblo. También se la busca en las fronteras, en los parques y en las plazas. Es en ese punto donde se le pierde la pista.
Es muy raro, Margarita no fue al gimnasio, el gimnasio era su vida. Tampoco, fue a ver su madre (que se volvió anciana cuando ella desapareció).
Su padre, asegura a los periodistas: «No es normal que esté tantos días a fuera, sin pronunciar palabra». Además, ha explicado que no han tenido noticias de ella, ni el resto de su familia, ni sus amistades: «Sus amigos estaban llorando, no han vuelto a saber nada de ella».
Continúa la búsqueda de Patricia, la mujer de 5 años desaparecida en algún lugar…
Sería bueno preguntar a los hombres: ¿Por qué, las mujeres tienen esa, extraña costumbre de desaparecer?
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DALLAS COWBOYS, DE LA GLORIA Y LA ILUSIÓN, A LA DECEPCIÓN. Por Jorge Gallo García (*)

La crónica deportiva también crea violencia
• Una semana en la gloria, la otra en el infierno

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Escenas poco vistas en Estados Unidos, el país que a sí mismo se ve como un sitio seguro, donde las inversiones fluyen para hacer grandes negocios, el país que se presume por la gran tecnología que cuenta para brindar seguridad en todos los ámbitos.

Las fuerzas policiacas de los Estados Unidos actúan, en algunos casos, con fuerza excesiva, pero lo que a muchos indigna por el uso desmedido de la misma, a grandes sectores de la sociedad estadounidense, les brinda eso que es el principal reclamo en sociedades como las latinoamericanas: que las fuerzas policiacas actúen y brinden seguridad, pues esa es responsabilidad que le corresponde al Estado.
Y la violencia que vemos en los noticiarios, donde sujetos desequilibrados arman balaceras, toman rehenes o causan verdaderas masacres como las que se vuelven tristemente célebres como las sucedidas en campus universitarios, le dan la vuelta al mundo y cuestionan la salud mental de la sociedad estadounidense, pero ahora, al terrorismo radical y doméstico, a la amenaza siempre presente de un tiroteo o al abuso policiaco contra minorías (latinas y negras, en mucho de los casos), hay que sumar los deplorables hechos que se dieron en el estadio AT&T, tras la eliminación de los Dallas Cowboys, en el juego de la ronda de comodines de la NFL, y nos referimos a la violencia de los aficionados contra el llamado “Equipo de América”.

Y es que Dallas ganó el campeonato de la división Este de la Conferencia Nacional, pero con un calendario que les permitió ganar 12 juegos contra 5 perdidos. Unos cuantos periodistas y líderes de opinión serios, objetivos, dijeron que este récord era engañoso, pues los Cowboys le pegaron a equipos mediocres, de media tabla para abajo, y cuando se enfrentaron a equipos medianamente contendientes, fueron barridos, es decir, Dallas no tenía posibilidades reales de contender por el Super Bowl.
Pero Cowboys es uno de los equipos más populares a nivel mundial, genera ganancias millonarias, sus jugadores son verdaderas estrellas que hacen comerciales, que realizan labor social y que, durante la temporada, son seguidos, asediados, satanizados y divinizados por los medos de comunicación, por lo tanto, Dallas es un ícono, un equipo casi divino y sobrenatural, que no puede perder.
Sin embargo, la realidad es otra y al menos esta temporada, los “Chicos de la estrella solitaria” no tenían equipo para ganar y fueron eliminados en el primer cotejo contra los 49’s de San Francisco. Desgraciadamente, los miles de aficionados creyeron que ganarían y tras otro año de no trascender, las cosas se salieron de control y brotó la violencia en el estadio.
Videos que hoy son virales muestran a aficionados líandose a golpes en las tribunas, otros tantos arrojando botellas de agua y todo lo que tenían a la mano al pasillo que lleva a los vestidores, en tanto, los jugadores esperan que la lluvia de objetos pase para poder ingresar a las entrañas del AT&T Stadium, uno de los más modernos y caros de todo el mundo.

Pero, ¿qué excepcional puede ser que los aficionados muestren su rabia, dolor y frustración porque su equipo pierde? ¿Acaso no sucede lo mismo en el fútbol? En Argentina o Brasil no sólo lanzan botellas de plástico, las barras arman verdaderas batallas campales, y en ocasiones han dejado varios muertos.
En el fútbol es algo que es común (pero no porque sean hechos que se repitan, es “normal”, y mucho menos positivas); en países tan diversos como México o Perú, Alemania o Ghana, los hechos que se provocan por el desborde de pasiones en común, y los protocolos que utilizan los cuerpos policiacos deben ser cada vez más violentos y estrictos, las barras son asediadas, los integrantes violentos identificados y en países de primer mundo, son expulsados de por vida y no pueden ingresar a los estadios de fútbol,, tal es el caso de Inglaterra y su batalla contra los hooligans.

Entonces, ¿por qué una lluvia de botellas de agua causa tanto alboroto? En primer lugar, porque este hecho se da en Estados Unidos, en el país que se ve a sí mismo como el “país más seguro del mundo”, porque sus fuerzas de seguridad cuentan con un enorme arsenal tecnológico, con protocolos que caen en la exageración y con un seguimiento hacia los fanáticos que para muchos son invasivos, como el registro de sus tarjetas de crédito (con las que pagan las entradas al estadio), su plena identificación en bases de datos, entre otros.
En segundo lugar, porque la NFL presume de brindar un espectáculo familiar, seguro, donde familias enteras pueden asistir con niños de brazos, sin temer que una campal se arme en las tribunas. El espectáculo de la NFL, deja cantidades impresionantes de dólares en ganancias, promueven el respeto a las minorías y otros “valores occidentales”.
Vamos a tomar en cuenta, que la misma liga obligó a Daniel Snyder, dueño de los ex Pieles Rojas de Washington, a cambiarles el nombre, pues el adjetivo “piel roja”, es considerado como ofensivo y peyorativo, finalmente los patrocinadores del equipo presionaron, y Snyder se vio obligado a cambiar el nombre, que, por cierto, aún se está buscando-, y en las últimas dos campañas, han jugado como Washington Football Team.

Así, esta liga no acepta entrenadores que hagan comentarios racistas (Jon Gruden), no toleran la violencia doméstica, ni a los acosadores sexuales (Deshaun Watson, el QB que enfrenta acusaciones de 22 masajistas por abuso sexual), pero… ¿exagerar las coberturas a un equipo no es promover la violencia?
Ese es el motivo por el cual la violencia estalló en el AT&T Stadium; muchos periodistas y líderes de opinión deportiva no pararon de elogiar a Dallas; y el alabar tanto a un equipo durante toda la temporada, crea falsas expectativas entre la afición, y la gente termina creyendo que su equipo es invencible, y cuando se enfrenta a la realidad y pierde, la gente se frustra, se mete en una dinámica de masas y cae en la violencia.

Se dice que puede perder cualquier equipo; pueden perder los Santos, los Bills o los Gigantes, y no pasa nada, pero cuando pierde Dallas es una gran tragedia nacional; la derrota se magnifica y los jugadores que hace una semana eran héroes y personajes sumamente populares, ahora son los más malos de todo Malolandia. ¿Y cuando gana? También se magnifica, se glorifica y el discurso y la narrativa en los medios no para de alabar.
Y si este análisis resulta exagerado, simplemente veamos lo que sucede con la Selección Mexicana de Fútbol, nuestro TRI que crea tantas expectativas, que hace que tanta gente se ilusione cuando le pasa por encima a un equipo centroamericano, pero que se frustra y se llena de rabia y rencor cuando pierde contra Brasil o Argentina.
Recordemos que vivimos en la posverdad, donde se escucha lo que se quiere escuchar y donde todos somos hipersensibles.
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(*) Periodista y docente

TÉRMINOS QUE CAUSAN CONFUSIÓN EN LOS TRABAJADORES. Por Javier Sánchez

  • Pensión y ahorro no son lo mismo
  • Uno, derecho ganado, reformas neoliberales, el otro
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    Para comprender realmente la protección, seguridad y cuidado, que puede aportar la seguridad social a la ciudadanía, radica en separar el manejo didáctico, que se lleva a cabo, entre los beneficios reales, que tiene una Administradora de Fondos para el Retiro(AFORE)y los de una Pensión.
    Las Afores, es un término que se maneja inicialmente como una aportación voluntaria, que realiza un trabajador, que se encuentra afiliado al IMSS o al ISSSTE, a partir del Régimen 2007.

    El Ahorro, de acuerdo al Banco de México, vendría siendo la cantidad monetaria excedente de las personas, que tras cubrir sus gastos, puedan guardar.
    Por su parte, la pensión, es la cantidad periódica -temporal o vitalicia-, que la seguridad socia paga, por causas como jubilación, viudez, orfandad o incapacidad, ya sea parcial o total.
    Cómo se podría observar a simple vista, ahorrar en una Afore o para una pensión, tendría el mismo valor material, pero no es así, la diferencia radica, en que la pensión es una renta vitalicia, que el Estado, por ser considerado el aval de la seguridad social, tiene la obligación jurídica de pagarla y asegurarla de por vida.

    En tanto, las Afores, al ser considerado como la aportación de un retiro programado, se recibe cierta cantidad mensual o en una sola aportación, hasta que se agoten los recursos acumulados en una cuenta individual y/o subcuentas, con las que cuente el trabajador.
    La verdadera diferencia jurídica, radica en que todos los trabajadores afiliados al IMSS y al ISSSTE, beneficiados por el régimen 73, tenían derecho a lograr una pensión vitalicia, debido a sus años de servicio, incluso para sus familiares directos, situación, que según los tecnócratas, este es el factor principal que ocasiona la crisis financiera de las dos instituciones, más importantes, que el país tiene en materia de seguridad social.

    Dicha situación, originó una reforma financiera a partir del año 2007, que destinaba a las Afores, como los órganos responsables de manejar las “pensiones” de los trabajadores públicos y privados, perjudicando con ello, a estos, ya que, ni siquiera pueden discernir, sobre qué hacer con sus ahorros, escondiendo, en todas estas reformas fraccionadas de índole jurídico, financiera y administrativas, la verdadera intención, que es buscar la desaparición de las pensiones, sin contemplar, la crisis que se tiene programada para los años del 2030 o bien para el 2050.
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ABDUMOMINOV ABDULLOH. Por Márcia Batista Ramos

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Todos recordamos las historias de Samarcanda con sus cúpulas celestes contadas por Marco Polo, al referirse a la Ruta de la Seda; pero no recordamos que Samarcanda es una ciudad de Uzbekistán, un país de Asia Central, conformado históricamente por muchos pueblos que pasaron por su territorio a lo largo del tiempo.
No es sencillo determinar el pasado de la literatura en un territorio delimitado de forma tan artificial como el que compone Uzbekistán, un país que no responde claramente al asentamiento histórico de una etnia o comunidad determinada, como sucede en otros lugares. Inicialmente se asentaron en el territorio los persas, los griegos y los árabes.
Destacaron en la región algunos autores como Avicena (980 d. C) uno de los más relevantes filósofos y médicos de su época y de la historia, mismo siendo de cultura persa, nació en el actual Uzbekistán y dejó más de trescientas obras literarias, la mayoría tratados, escritos antes del inicio de la esencia uzbeka.
Taskent es la capital de Uzbekistán, es famosa por su gran cantidad de museos y su mezcla de arquitecturas. Precisamente en esta hermosa ciudad, vive Abdumominov Abdulloh (Dostim Abdumominov) un joven escritor, de apenas 13 años que está escribiendo su nombre en la historia de la literatura del siglo XXI.

Abdulloh Abdumominov nació en el 29 de noviembre de 2008 en Taskent. A la edad de cinco años comenzó a leer literatura oriental. Mostrando desde esa temprana edad su gran afición por a la literatura y empezando a escribir cuentos cuando tenía diez años.
Sus cuentos fueron traducidos a varios idiomas y publicados en diferentes países. Abdulloh Abdumominov participó en concursos internacionales ganando algunos premios.
Sus trabajos fueron publicados en periódicos, revistas y sitios web de Uzbekistán, Rusia, Pakistán, India, Kazajstán, Daguestán, Indonesia, Israel, Bélgica, Rumania, Argentina, China. Su trabajo está traducido al ruso, inglés, kazajo, hebreo, indonesio, rumano, español, chino. Él es coordinador para Uzbekistán del periódico africano Kenia Times y de la revista Namaste India Magazine.
Abdumominov Abdulloh dice que: “El propósito de escribir una historia es inculcar en los niños un sentido del tiempo y de la cultura”.

Les dejo una narrativa del joven autor.
LADRONES DE TIEMPO* Abdumominov Abdulloh
Mi nombre es Doniyor. Mi vecino Abdullah y yo nos hemos hecho amigos cercanos. Un día no pudimos encontrar ninguna forma de divertirnos. No teníamos objetivo. No sabíamos qué hacer. Cuando estábamos haciendo algo con un trozo de madera, mi padre se despertó de repente. Tenía los ojos entreabiertos cuando dijo:
“¡Oigan, ladrones de tiempo! ¿Están perdiendo el tiempo?

No entendía en absoluto el significado de los «ladrones de tiempo» de mi padre. Quise preguntar, pero él se durmió.
Mi amigo Abdullah también preguntó «¿Somos ladrones?»
Cuando llegó el día, entró en su casa. También me quedé dormido por el agotamiento. Pero recordé que llegaría tarde a la escuela, así que rápidamente me lavé la cara y tomé té a toda prisa.
No recuerdo lo que comí. Pensé que llegaría tarde a la escuela, pero la clase aún no había comenzado. Tan pronto como llegué, entró el maestro. Todos saludamos al maestro con respeto.
“¡Mis queridos estudiantes! Estoy encantado de verlos. Mi alegría es ilimitada.”

Justo cuando nuestro profesor nos estaba explicando el tema, uno de mis compañeros entró y dijo: «Profesor, lo siento, llegué tarde hoy».
“Doniyor, no llegues más tarde”, dijo el maestro. “Esta vez te perdono, pero la próxima vez te castigaré”.
“Queridos alumnos”, dijo el maestro, “debéis construir un nuevo Uzbekistán y, al mismo tiempo, justificar la confianza de vuestros padres, dispuestos a dar la vida por vosotros. Si te vuelves famoso, estaré orgulloso de decir en la calle que le enseñé a este estudiante”, dijo.

Estas palabras de mi maestro tuvieron un efecto especial en mí, y aumentaron la confianza en mí mismo. Varios susurros comenzaron en el salón de clases.
«¿Vendrás a mi cumpleaños mañana?» También escuché esas palabras. Estaba claro que nuestro maestro también escuchó estas palabras.
«Ladrones de tiempo», dijo el maestro. Su mirada aguda hacia los estudiantes estaba marcada por el arrepentimiento. «Ladrones de tiempo».
Había escuchado estas palabras de mi padre mientras jugaba con mi amigo. Por eso no me extrañó escucharlas.
Mis compañeros de clase estaban atónitos.

Doniyor, temblaba de miedo, como mi amigo Abdullah, como si hubiera cometido un crimen.
«Doniyor, ¿por qué estás temblando?» preguntó el maestro.
Nos llamaste ladrones, ¿verdad? Después de todo, ¿no se castiga a los que roban?
“Los ladrones de tiempo son castigados por el tiempo mismo. Al hacerlo, te estás haciendo daño a ti mismo.» dijo el profesor.
“Maestro, no entiendo el significado de esta oración en absoluto. Cuéntenos sobre el robo de tiempo”.
“Por lo general, los que roban son castigados”, dijo el maestro. “Los ladrones de tiempo no son una excepción. Es cierto que el ladrón del tiempo no es castigado. Ni siquiera es responsable ante la ley. Pero perder tu tiempo ahora es equivalente a robar tu tiempo, tu futuro. Si dedicas todo su tiempo a la ciencia, ahorrará tiempo y te convertirás en una persona destacada en el futuro.
¡Oh! Mi amigo Abdullah y yo somos los ladrones de nuestro futuro, pensé.

Estas palabras del maestro me inspiraron y en ese momento me di cuenta de lo que era un «ladrón de tiempo».
Incluso volví a nuestra casa a toda prisa: “Abdullah, ¿estás ahí? A partir de hoy, puedo decir que entiendo el valor del tiempo.
“Sí, Abdullah, entendimos, ahora no debemos robar nuestro tiempo, solo estudiaremos. En el futuro, estaremos entre las personas destacadas mencionadas por mi maestro. Estoy de acuerdo contigo. ¡No pierdas tu tiempo! ¡Siempre recordaré que el tiempo es un trofeo!
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Traducción de Márcia Batista Ramos
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QUIEN SIEMBRA VIENTOS COSECHA TEMPESTADES. Por Márcia Batista Ramos

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Era uno de estos días fríos y de lluvia, los pies de Cesar dolían mucho por la artritis gotosa, no podía salir de la cama, pero se vio obligado a arrastrarse al baño, frente al dormitorio, para orinar. Volvió a la cama y el dolor se tornó más intenso, estaba solo no tenía a quien quejarse, entonces alzó el teléfono y llamó a la hermana: una enfermera jubilada, flaca, huesuda con la amargura esculpida en la faz…
Mientras esperaba que llegue la hermana con su mala voluntad, él empezó a recordar la escuela
primaria en el Instituto Americano, el chofer y la buena vida de niño rico hasta terminar el quinto básico. Después, pensó en las vueltas de la vida y renegó contra el padre, ya difunto, por no poder mantenerlo en el colegio particular y mezclarlo con los chicos del fiscal, que no lo aceptaban hasta que ingrese a la secundaria.
La hermana entró en la casa con su propia llave, le inyectó corticoides en los dos pies y le reclamó porqué bebió hasta ese extremo. “Cuídate mucho, en otra no cuentes conmigo no estoy para cuidar a borrachos…Chau, chau.”

Cesar, agarró el espejo que estaba sobre el velador y empezó a mirar su rostro. Intentaba reconocer la imagen que veía, al mismo momento en que buscaba su otra faz perdida en el tiempo. Miraba al espejo las arrugas profundas, la cara surcada por la vida, el tic en el ojo derecho que le hacia más “sui generis”; su rostro había ennegrecido con el tiempo, el pelo se conservaba negro apenas le blanqueo totalmente la nuca. El hombre hizo una mueca de disgusto, se fijó en las grandes entradas en su frente y se dio cuenta que envejeció… “¡miércoles!” exclamó entre dientes, “que manera de ser infeliz”, pensó.
Se dio cuenta en un instante que la vida estaba finando y que él ya no tenía nada, no era nada y tendría que entrar a la fila para recibir el bono de la tercera edad, que le hacía falta para completar el mes, pues, su taxi no rentaba mucho, existe mucha competencia… Su único orgullo eran los dos hijos profesionales (con el titánico sacrificio de la esposa); una profesión fue cosa que él no logro, aún que tuvo oportunidad de ingresar a la universidad, pero, salió por perezoso e irresponsable y lógicamente, se arrepintió.
“¡Ay! ¿Dios mío porque tuve tan mala suerte en la vida? Siempre fui tan trabajador, hice de todo, pero, nunca sobro…Que desgracia.” Así rezongaba Cesar hablando con el espejo, sintiéndose victima de la vida. Se comparaba con otras personas que llegaron más lejos que él, pese a que empezaron de mucho más abajo. No tenia muchos amigos porque su teoría consistía en que: “Para tener buenos amigos hay que tener plata.” Como no tenía plata, su círculo social se había reducido a pocos parientes, a tal punto que buscaba motivos para hacer fiestas, para tener visitas y cierto status entre los pocos suyos, en resumen, hacia fiesta si nació la pata o si murió la pata…
Cesar se durmió en medio a sus quejumbres, los sueños recordaban invasiones nocturnas a domicilios de gente desconocida, golpes, culatazos, niños llorando, violaciones a mujeres y niñas, robos de objetos de valor, torturas y decomiso de material subversivo de izquierda. Entonces, despertó sobresaltado y dijo a sí mismo: “Era una época, ya pasó, yo no era el único, muchos estaban en la Legión Boliviana, y también yo era obligado a cumplir ordenes, era joven y los hermanos Alarcón eran jefes rudos y despiadados… Además, en aquellos años tenías que posicionarte, si no, te jodías. ¡Caray! Ya me había olvidado de aquellos tiempos…Fui medio estúpido, porque no supe aprovechar cuando el General regresó al poder y hacer un poco de plata; es que no me gusta pedir nada a nadie. Asimismo, siempre me conocieron solo por mi apellido y por el grado de capitán que tuvo mí padre (antes que le dieran de baja) no quiero que me venga un proceso judicial encima. Eso es página volcada…”
Él trató de no pensar más en su sueño. En tantos años no hizo un análisis de conciencia, este no tendría que ser el momento, de cualquier forma, no sentía remordimiento ni culpa. Volvió a dormir el sueño de los justos; porqué Cesar nunca pensó que pertenecía a la peor escoria. Tristemente él derrochó su juventud en el hampa: matando, torturando, violando, robando en nombre de una dictadura infame. Desde luego el desdichado éste, no sabía que quien siembra vientos cosecha tempestades.
La tarde llegó con un sol medio oculto por las nubes, la lluvia había descansado y los pies de Cesar ya no dolían, despertó bien humorado. Decidió comprar algo para cuando llegase la esposa y los hijos del trabajo. Salió en su taxi, tuvo suerte pudo parquear en pleno centro. Fue caminando por el pasaje 25 de mayo y cayó con un colapso fulminante. Las personas se amontonaron a su alrededor mientras esperaban una ambulancia; entre la multitud de curiosos una voz de sufrimiento y alivio dijo: “¡Ah! Ese era uno de esos paramilitares de mierda de los años setenta.”
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TODAVÍA FIDELGAMOS II (TEXTOS ERRANTES). Por Fidel Carlos Flores C*

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NIP 14/01/22 (CDMX). Introspectivo observo a un niño de 8 años, precoz, ávido y curioso que medio desconfiado atisba en mí. Nos miramos de reojo pero al contacto visual sonríe y ¡zás! me lleva a su mundo.
Pantalón corto, abarca gastada (huaraches), a veces sin remera (playera) pedaleando su vieja bicibleta por la calle principal del pueblo Yacuiba.

Fin de año en aquella apacible y selvática frontera, donde casi todos se conocen, donde el calor cotidiano es extremo (40-50 grados centígrados), donde -con brazos extendidos- se corre entre nubes de mariposas amarillas, o mojándose a pleno sol y lluvia veraniega. A todo se acostumbra uno, y se hace parte de la calidez climática y humana del Chaco.
Ahora, pelo mojado, despeinado y sonriente. Achino aún más mis ojos y me enfilo hacia el mercado central, al puesto de Amalia “La revistera”, estaciono bicicleta. Y repaso con absorta mirada dos estantes que exhiben a Kalimán, Condorito, Juan Sin miedo, El Santo, Fotonovelas, El Tony, Fantasía, D’Artagnan”, entre otras de acción, amor y aventuras.
Ese era el entretenimiento que germinó en mi imaginación, después vendrían revistas (Anteojito, Billiken), libros usados y otros. Y con ellos más aventuras.

Sí, quizá fue el inicio. Ese verano el aleteo de mi quimera infantil me había llevado a crear mi propia revistita artesanal. Recorté un cuaderno viejo a la mitad, lo dividí en cuatro cuadros y me inventé una historia de forajidos en el viejo oeste, al final triunfaban los buenos (clásico cliché, je, je).
No lo niego al principio fue la imitación, pero descubrí que los argumentos repetían estereotipos, y con los años fui agudizando comprensión, al distinguir tramas y contextos. Como aquella historia donde: Un tripulante joven del avión estadounidense “Enola Gay”, luego de haber cumplido la orden de lanzar un explosivo a Hiroshima/Japón (2da Guerra Mundial) se acercó raudo a una de las ventanillas y vio el colosal hongo que había formado la bomba atómica. Tal imagen lo trastornó. El soldado –según sus palabras- al mismo tiempo había visto en el cielo, la horrorizada cara de Dios que se cubría de pavor y vergüenza, por haber creado al hombre. Al final, toda la tripulación acabaría suicidándose por la tragedia vivida. Me impresionó el drama de la guerra, sus consecuencias y personajes.

En mi caso, a veces mis relatos los escribo antes de empezar a escribirlos, incluso antes de saber que –quizás- tengan vida secreta.
Cada texto tiene respiración y crecimiento propios, por ello desde hace medio siglo camino errante e invisible por la Ciudad de México. Pero en invierno, al abrigarme con melancolía, regreso -a hurtadillas- al pueblo.

-“¿Carlitos dónde vas apurado? Me saludas a Doña Enriqueta” –me dicen- señoras del mercado cuando me ven atravesar corriendo el pasillo. Y es que a la menor provocación siempre contaba o transmitía algo. Por lo que creo que el gusto por la plática lo heredé de mi padre (Don Carlos).
En un mundo onírico y paralelo me asaltan alebrijes. Saltarines –ellos- y sin límites agitan mi infancia y actualidad. Así recuerdo, el enorme esfuerzo de mi madre el último 25 de mayo en que me dio un abrazo de cumpleaños antes de irse, dio amor a pesar de su precaria salud, solo una palabra alcanzó a decir ¡felicidades! me extendió su mano y apapachó. Previo a ese momento buscaba un cuaderno, hoy lo sigo buscando, y como ella ya no están, se han ido para siempre.
Siento una extraña mezcla de nostalgia, vacío y esperanza en medio de la escritura, entonces pienso: Si un recuerdo es algo que tenemos o algo que hemos perdido para siempre. Algunos dicen, los recuerdos no existen pero reescribimos siempre la memoria del mismo modo como, reescribimos nuestra historia.
Actualmente como todo ser humano vamos hacia el final a distintos ritmos y circunstancias. Transitamos –pues- uno de los últimos capítulos de la vida, por ello termino con una frase de George Bataille (Francia 1897-1962): “Escribo deseando que me lean, pero el tiempo me separa del momento en que seré leído”.
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(*) Periodista (EPCSG) y Economista (UAM-A)