EL PRIMER LUNES SIN LÍNEA 9 (Crónica). Por Marco Salazar*

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Desde el pasado 27 de marzo, se anunció que la Línea 9 del Metro CDMX, entraría en una serie de reparaciones que se extenderán hasta el próximo 11 de abril. Comenzó el sábado y, por lo tanto, entre vacaciones y fiestas, la afluencia fue relativamente baja, pero ¿qué nos espera en días y horas hábiles?
El lunes, mi travesía comenzó a las 7 de la mañana -salí unos 30 minutos antes de lo habitual-; pensando en que La 9 es de las más utilizadas de toda la red, supuse que el caos sería total, y no estuve del todo equivocado…
Yo llegué por Mexibus que transporta mucha gente que viene de Chimalhuacán, a eso hay que sumarle a quienes vienen en la Línea A, todos los que viven cerca de Zaragoza, quienes llegan de Ixtapaluca a La Paz, quienes salen de San Vicente y suben en Santa Martha, los que llegan en los micros de todas las colonias de Neza.
Muchos, al igual que yo, decidimos rodear el recorrido por la Línea 1, la rosa; en mi caso, en vez de abordar en Pantitlán y viajar directamente a Chilpancingo, tuve que irme a Balderas y luego en la Verde (Línea 3), ir a Universidad para bajarme en Centro Médico y luego nuevamente a Tacubaya, pero por la Café (Línea 9).
Total, la afluencia de gente fue tal que definitivamente tuvieron que cerrar las puertas antes de llegar a los andenes; luego cuando finalmente la turba me llevó al andén de la rosa, mi primer punto fue estar en las escaleras por un buen rato, ya que los trenes se tardaron al menos cinco minutos en llegar, pero era tanta la gente que sólo se empujaban de un lado a otro, de un extremo, al contrario.
¿Cuál “Quédate en casa” si la gente no cabe en los andenes? ¿Cuál home office si la gente va a su chamba? ¿Cuál “sana distancia” si vamos todos apretujados? O como decían las abuelas… “Diosito nos agarre confesados”…
Finalmente, la misma inercia nos llevó a esperar el tren, entre empujones, apachurrones y maldiciones y contrario a lo que he vivido en otras ocasiones cuando el Metro falla, ahora no hubo peleas, ni un par de señoras se trenzaron de los cabellos, ahora el cardumen humano se trago su rabia y sólo pensó: “ya qué; que puedo hacer”, y se dejó llevar por el gentío para entrar apachurrados al Metro CDMX…
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(*)
Trabajador administrativo

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