¿ALGUNA COINCIDENCIA? Por Márcia Batista Ramos

Pascal abriendo y cerrando los ojos, como despertando a vivir.
Luis Weinstein

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Tú, Malicia y yo coincidimos muchas veces, no en el café o en la fuente de soda, sabes que no me refiero a esos lugares que se ponen de moda y después de un tiempo son reemplazados por un lugar más caro o, por un lugar frecuentado por gente que está de moda (es increíble cómo se cosifican); nosotros coincidimos en no comulgar con el disimulo y la ambivalencia de la condición humana, porque, sencillamente, preferimos todo aquello que tiene una sola cara y que si sufriera de múltiple personalidad, todas sus expresiones serian honestas, buenas, transparentes y anti mitómanas.
Claro que nos gusta el mar, y caminar en la playa descalzos, divagando sobre la alegría de reunirnos después de tantos siglos donde los reencuentros no fueron posibles.
Empero nada molesta, porque coincidimos en el cosmos tantas veces: soñando con un mundo conspicuo y justo. ¿Cuántas veces quisimos aprender el milagro de los panes para terminar el hambre de mundo? ¿Cuántas veces ensayamos fórmulas anti bélicas? ¿Cuántas veces tratamos de…? ¡Oh! ¡Por Dios! Sabemos que los otros nos miran cómo ilusos, porque queremos el bien para todos y ellos (los otros) piensan que no es posible nada de bueno para todos y son fieles al mandato de que la desproporción define al ser humano.

Pero nosotros sabemos que eso también es cambiable, precisamente, por la partecita que dice ser humano porque: todo lo humano es cambiable para mejor, es perfectible, está en evolución y por eso no necesita construir desproporciones, muros, ni definirse por la diferencia.
La época de floración de los cerezos, los duraznos, los almendros y las minúsculas gotas de rocío por las mañanas… Las abejas posadas en las flores silvestres y las conversaciones (sin fin) …
Nos comentabas (a Malicia y a mí) que habías vuelto al estudio del dúo sutilezas y geometría de Pascal.
Pues, mis lecturas de Pascal forman parte de un acervo empolvado (coagulado) en la memoria; si mal no recuerdo, hoy, él estaría molesto con el practicismo científico del siglo XXI, porque Pascal se oponía a aquellos que exageraban los alcances de la razón y de la ciencia, ya que él aceptaba la contingencia, el azar y la oscuridad de la existencia humana.

Pienso que Pascal al aceptar la contingencia, el azar y la oscuridad de la existencia humana, aceptaba al ser humano tal cual es: un ser, en sí mismo, demasiado humano, que, dependiendo de la evolución de sus individualidades, va a aferrarse a las contingencias para justificar su existencia, o al azar para no asumir su responsabilidad sobre las condiciones de su existencia.
Seguramente, a pesar de ser un científico, Pascal veía la tragedia y la esperanza (el dolor y la belleza) que hacen parte de la existencia humana, por eso, no aceptaba los que extremaban los alcances de la razón y de la ciencia.

A ti, a Malicia y a mí, nos gusta el ruido del rio y el canto de los pájaros; todas esas cosas que hacen a la naturaleza y ya estaban ahí, antes que lleguemos y van a seguir cuando el vestido que hoy usamos, quede atrás y nos abracemos en la Luz.
El universo está en constante movimiento, desde los neutrinos individuales hasta enormes cúmulos de galaxias. Los puntos visibles de la luz de las estrellas y las formas difusas de las galaxias pueden parecer eternos, pero, por supuesto, ellas también se mueven e interactúan constantemente (sin tocarse).
Pascal se espantó frente al silencio de los espacios infinitos… Al final encontró la paz, el consuelo, la felicidad en Dios.

Obvio que espero tenerlos a ti, a Malicia (y las pláticas sin fin…) en mi casa.
Empezó otro año con nuevas variantes de la peste (ya no importa) …
Bueno, tú y tu lágrima, la lágrima del ojo de Malicia y la mía, están para brotar ahora (…) es apenas una manera más de abrazarnos en la Luz y coincidir en el universo.
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ACTITUDES SOCIALES, SUGERENCIAS PARA UNA MEJOR CONVIVENCIA. (FB) Difusión: Fidelgando

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  1. No llames a nadie más de dos veces seguidas. Si no responde a tu llamada, asume que tiene algo importante que hacer.
  2. Devuelve el dinero que pediste prestado antes de que la otra persona recuerde que te lo prestó. Esto muestra tu integridad y carácter. Lo mismo ocurre con paraguas, bolígrafos y cajas de almuerzo.
  3. Nunca pidas el plato más caro del menú cuando alguien te ofrece un almuerzo o una cena. Si es posible, pídele que ordene el plato que elija para ti.
  4. No hagas preguntas incómodas como “Oh, ¿todavía no estás casado” O “¿No tienes hijos?”, o “¿Por qué no compraste una casa?” O “¿por qué no compras un auto?”. Por el amor de Dios, no es tu problema.
  5. Siempre abre la puerta a la persona que viene detrás de ti. No importa que sea niño o niña, señor, señora o joven. Uno no se hace pequeño tratando bien a alguien en público.
  6. Si tomas un taxi con un amigo y paga ahora, intenta pagar la próxima vez.
  7. Respeta los diferentes tonos de opinión. Recuerda que lo que es el número 6 para ti será el 9 para la persona que está enfrente. Además, una segunda opinión es buena para una alternativa.
  8. Nunca interrumpas a la gente que habla. Dejen que se desenvuelvan. Como dicen, escúchenlos a todos y fíltrenlos a todos.
  9. Si estás bromeando con alguien y no parece apreciarlo, para y nunca lo vuelvas a hacer. Esto le anima a hacer más y muestra cuánto lo aprecias.
  10. Di “gracias” cuando alguien te ayude.
  11. Alaba en público. Critica en privado.
  12. Casi nunca hay razón para comentar el peso de una persona. Sólo di: «Te ves fantástico». Si quieren hablar de su pérdida de peso, lo harán.
  13. Cuando alguien te muestra una foto en su teléfono, no deslizes a la izquierda o a la derecha. Nunca sabes lo que va a seguir.
  14. Si un colega te dice que tiene una cita con el médico, no le preguntes para qué es, simplemente di “Espero que estés bien”. No los pongas en la posición incómoda de tener que contarte sobre su enfermedad personal. Si quieren que lo sepas, lo harán sin tu curiosidad.
  15. Trata al agente de mantenimiento con el mismo respeto que al CEO. Nadie está impresionado con la grosería con la que puedes tratar a alguien de tu rango, pero la gente se dará cuenta si los tratas con respeto.
  16. Si una persona te habla directamente, mirar tu teléfono es grosero.
  17. Nunca des consejos antes de que te los pidan.
  18. Cuando conoces a alguien después de un largo tiempo, a menos que quiera hablar de ello, no le preguntes su edad y su salario.
  19. Preocúpate de tus asuntos, a menos que estés directamente interesado – mantente fuera.
  20. Quítate las gafas de sol si hablas con alguien en la calle. Es una señal de respeto, además, el contacto visual es tan importante como tu discurso.
  21. Nunca hables de tus riquezas en medio de los pobres. Igualmente, no hables de tus hijos en medio de los estériles.
  22. Después de leer un buen mensaje, trata de decir “Gracias por el mensaje”.
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NOCHE DE INSOMNIO. Por Márcia Batista Ramos

La noche tiene su propia voz… y no se calla.
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Lapsus mentales
Me olvidé de comprar (…) cuando fui al supermercado. Siempre culpo al stress por los olvidos, ya que la vida no es más como antes. La verdad, la vida nunca fue como antes. Sencillamente, porque antes era antes. No recuerdo quién nos enseñó que antes era mejor. Son tantos los discursos tatuados en la memoria, que, ya nadie mira la letra chica para saber quién firma. Por lo menos, yo no miro la letra chica. Tal vez, para no olvidar, yo debería escribir en el espejo de mi cuarto. Podría ser una solución y después, borraría todo con un trapo mojado…
Los días de lluvia
Me gustaba observar las gotas de lluvia que caían y al tocar cualquier cosa ya no eran más gotas, se transformaban en una marca mojada, agua corriendo por el vidrio, un charco de agua o barro. En un instante la gota de lluvia se transformaba en otra cosa y era tan fugaz su existencia vertiginosa… Venía de una nube en las alturas y caía mojando el mundo y dejando de ser.
Dejar de ser lo que se fue, en el instante exacto de la caída: ¡es tan humano!
Dejar de ser lo que se fue, en el instante exacto de la caída: es ser gota de lluvia que, desde las alturas, baja a dar su beso frío, tan húmedo y necesario… Dejando de ser gota de lluvia, para llamarse agua.
Las alas de murciélago
Empecé a hacer ejercicios, para tratar de evitar las alitas de murciélago. Debería haber pensado antes en hacer algo para contrarrestar la redondez de los brazos… ¡Ah! Pensé en mis brazos después de ver la foto de (…) con los brazos inflados, flemosos y lleno de celulitis… Parece que va a empezar a gotear la celulitis por la piel. Me asusté. Empecé a hacer muchos ejercicios, hoy fue el primer día.
La rutina nace muerta
La rutina nace muerta, porque, por más que se pueda hacer todo exactamente igual, siempre habrá algo diferente en cada día: un vientecito frío que hace estornudar o que obliga a abrir el armario y buscar el abrigo que espera en su solemne mutismo, empero, el abrigo sorprende una vez puesto, al colocar las manos en el bolsillo uno encuentra el caramelo del año pasado, algún papelito que recuerda algo, o unas moneditas que arrancan un boceto de sonrisa matando la rutina.
Otras veces, olvidamos el paraguas y las gotitas de lluvia aparecen de arriba para recordar la voz de Wislawa Szymborska diciendo: “nunca más repasaremos ningún verano o invierno”.
La rutina insiste, pero no logra existir, siempre es un intento vano, digo que nace muerta, porque “existe un no sé qué” que hace que el hoy, sea diferente y sorprendente cada día.
El silencio

Cuando yo era niña descubrí el silencio como siendo ese espacio limpio y ordenado donde se puede hacer cosas con buenos modales y de manera delicada. El silencio era el corredor que distribuía los dormitorios silenciosos y el baño familiar, del resto de la casa silenciosa. Por una puerta en un extremo del corredor se llegaba a la sala silenciosa, meticulosamente, ordenada… Siempre había algo delicioso guardado en el aparador. Al otro extremo del corredor estaba la puerta que daba a la cocina donde los olores aguzaban el paladar y el agua corriendo desde el grifo del lava platos rompía el silencio de aquellos días.
El silencio era tan familiar, que aún hoy, lo conservo como una preciada herencia, un retrato de familia o un bien estimado que me acompaña en mi vida peregrina.
Los mares

Los mares Negro, de Bósforo o Muerto, son más silenciosos que el río arrastrando piedras, que bordea esa noche de insomnio. Los mares son serenos y suavemente, entregan a la playa algún niño (Elián) que naufragó en la travesía.
La hija de Víctor Hugo

Se llamaba Adele y se enamoró de un hombre que no la quería. Le escribía cartas y enloqueció, suplicando por su amor. Un día se encontraron en la calle. Él la miró. Ella, no lo reconoció, porque había dejado de ser él: se había convertido en un símbolo sin rostro de su pasión y locura. Caio Fernando de Abreu dijo que: “-Ya no era él: amaba a alguien que ya no existía, objetivamente. Solo existía dentro de ella. Adele murió en el manicomio, escribiéndole cartas (a él: «Es para ti, para ti escribo”) en un idioma que, hasta el día de hoy, nadie ha podido descifrar.”
Las hierbas

La humedad de la noche, hace retoñar a las hierbas y las deja más verdes para recibir la mañana.
Los rompe-cabezas de la noche
Las noches siempre llegan sucediendo al día, con muchas palabras que no se callan en la mente y que insisten en preguntar: “¿Por qué no dijiste si podías decirlo?” “¿Por qué lo dijiste?” “¿Dirás si se presenta otra oportunidad?” y su retahíla es interminable…

Son tantas las preguntas, que se multiplican como hongos en las noches y se van y vuelven, como un columpio vacío movido por el viento, antes que empiece la lluvia.
Cierro los ojos y las palabras hablan fuerte y si quiero escuchar la noche, ellas se agitan como el océano llegando a la playa. Entonces, abro los ojos en la oscuridad y las palabras están ahí, fosforescentes, ocupando la habitación, goteando una a una, armando el rompe – cabeza.
Lo único que sé
¡Son tan raros los rompe-cabezas de la noche, que nunca terminan de armarse, porque siempre llega el día!
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LUGAR DONDE SOPLA EL VIENTO. Por Márcia Batista Ramos

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¿Ves esas montañas? Son el hábitat del zorro y de otros mamíferos de pequeño porte. El zorro ya se olvidó de comer las ardillas y otros animalitos, porque prefiere las ovejas y gallinas acorraladas en los muros de piedra, cerca de las casas.
Hay un pueblo allí, después de la curva, cuyos residentes vivieron en cuevas hasta mediados de los años 50 del siglo pasado. Eran hombres de las cavernas que andaban desnudos, hablaban un idioma que se perdió de muchas maneras, porque los hicieron sentir vergüenza de lo que eran. Estaban instalados allí, desde hace muchas lunas, como refieren los mayores.

Les sacaron de sus cuevas y los llevaron al pueblo amarrados, así desnudos. El dolor del látigo y el estampido de las balas los sometieron (tal vez, algunos de los suyos muertos, no lo sé). Lo cierto es que los niños del pueblo se amontonaban para reírse de su desnudez. Entonces, algunas mujeres (piadosas) recogieron ropas viejas y les hicieron taparse. Mientras les civilizaban, les hicieron abrir el camino para la construcción de la Escuela Normal.
Después, los regresaron a su localidad y el cura fue a catequizarlos; una comisión de ciudadanos (respetables) fue a enseñarlos a hacer adobes y les obligaron a vivir como el resto de la gente (pobre) de la región.

Abrieron un camino carretero, que sigue precario hasta el día de hoy, construyeron una escuela, una iglesia y en esos casi setenta años, el progreso que tienen se resume en un puñado de imposiciones: nombres y apellidos en un idioma nuevo, agua potable en el último decenio, luz eléctrica en el último trienio y señal satelital para las elecciones (anuladas) del 2019.
Ellos saben que es conveniente protegerse de cualquier invasor, por eso no hablan mucho, ni se acercan cuando llegan foráneos a su comunidad. La primera vez, que pasé por el lugar, no conocía los antecedentes y me extrañó, ya que parecía un pueblo vacío, a pesar de que las chimeneas de sus cocinas estaban humeantes.

Sólo a mediados del siglo pasado las autoridades provinciales se acordaron de que ellos existían, los otros nunca se enteraron.
La televisión, los aviones, dos grandes guerras, un satélite en el espacio, preparativos para ir a clavar una bandera en la luna, y aquí, ya sabes, la gente viviendo desnuda en las cuevas…
Después de erigir el nuevo pueblo, les hicieron cargar muchas piedras y cerrar las entradas de las cuevas (para que se olviden), consideraron que era la única manera de que dejarían de ser (primitivos) salvajes. Hasta hoy está prohibido ir de excursión a las cuevas, que están dentro de sus propiedades rurales ya saneadas por el gobierno. Aparentemente, pareciera una decisión de los pobladores de no quitar las piedras de las puertas de las cuevas, pero la verdad, es que les implantaron tanto miedo, que cargan en los genes las prohibiciones.

Pienso, cómo se sienten sus hijos que van a Santa cruz a buscar trabajo de ayudantes en las construcciones y tienen que cruzar avenidas y tomar el transporte público (sé que son adaptables), pero sus padres vivían en las cuevas, cuando eran niños y cuando empezaban a crecer, recién, vieron a los abuelos vestirse por primera vez y ahora, ellos migran temporalmente, a la ciudad de los anillos, para mejorar sus condiciones de vida.
La civilización les dio deseos y necesidades que no tendrían si permaneciesen en sus cuevas, pero nadie les dio las condiciones (las herramientas) para vivir en el (supuesto) mundo civilizado. Me siento muy molesta por todo esto, pero siempre ha sido así.
Yo, particularmente, no entiendo (y me alegra) cómo las autoridades no se percataron de que el lugar tenía un nombre en el idioma originario y no lo cambiaron en su afán (colonizador), civilizatorio… Siguieron llamando el lugar con una sola palabra que, en el bello idioma originario, de los lugareños, significa: “lugar donde sopla el viento”.
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EN CHILE ESPERANZA SE ESCRIBE CON B. Por Márcia Batista Ramos

«Tenemos ya un presidente joven
que ama la vida, que enfrenta la muerte.
La tuya, la mía
de un perro, de un gato.
De un árbol, de toda la gente». Jon Kokura

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Al borde occidental de Sudamérica se extiende Chile mirando al Pacifico, una franja de territorio larga y angosta con la cordillera a su espalda. Un país al extremo sur del continente que vivió casi cincuenta años de polarización, después que un grupo de militares se encaramó en el poder y se creyeron intocables, inmortales y dueños de la vida y de la muerte de la población y, sin reparo, en apenas 17 años, empedraron la historia de Chile con más de 40.000 víctimas. Siendo más de 3.000 muertos y desaparecidos que no son apenas nombres, porque eran sueños, eran esperanzas, eran vidas…
Después que el régimen militar que gobernó durante la dictadura, utilizó la censura, la violencia y la tortura contra los opositores y cometió numerosos asesinatos, desapariciones forzosas, en un escenario de completo terror contra todos los opositores, vino una sucesión de gobiernos electos democráticamente, en un país donde muchos ciudadanos, aceptaban con normalidad el terrorismo de Estado, porque los 17 años duros, calcó en el imaginario colectivo la normalidad de la violencia por parte del Estado.
Hubo mucha presión social contra de la dictadura militar chilena que culminó en el referéndum de 1988. El “Sí” suponía apoyar el régimen durante ocho años más (1989-1997), con Pinochet como presidente de la República, mientras que el “No” implicaba la convocatoria de elecciones para el año siguiente. El referéndum se celebró el 5 de octubre de 1988 y participaron más de 7 millones de votantes (más del 97% de los electores). El 55,99% votó en contra del dictador.

Como el pueblo chileno respeta la democracia ejercida por el voto, el 44,01% de la población que apoyaba el terror como norma, la violencia como estado de derecho, el abuso de poder como forma de gobierno, acataron la decisión de la mayoría y permitieron que el país escriba nuevas páginas en su historia alternando gobiernos democráticos de izquierda y derecha.
Tal vez, por falta de tino, los diferentes presidentes democráticos que sucedieron la sanguinaria dictadura militar, reforzaron el neoliberalismo de manera extrema, ahondando la brecha social en un país que día tras día, hacía de los pobres seres más pobres. Y que, además de sumidos en la pobreza, los tenía contenidos sin voz para manifestar las injusticias sufridas.
Como resquicio de la Dictadura Militar, quedó la consigna que vetaba al pueblo a luchar y querer mejor calidad de vida, pues el gobierno de turno, podía calificar un justo reclamo social como actitud desestabilizadora, o terrorista, etc. (lo mismo que pasa en países como Cuba o Nicaragua, donde quien reclama es tildado de derechista ya que los gobiernos totalitarios en la región, tienden a satanizar los reclamos por los derechos de los pueblos, de manera que la Derecha llama de Comunista al que pide justicia y las Izquierdas llaman de Derechista a quienes reclaman por justicia social, puesto que los discursos de los gobernantes tienden a oscilar según sus intereses personales, que siempre están alejados de las necesidades de las mayorías de nuestras poblaciones latinoamericanas).

El pueblo chileno salió a las calles para manifestar su descontento, a través de protestas que, muchas veces se tornaron violentas, por parte de la población que se sentía abusada por un modelo económico injusto. Expresado en un acumulo de deudas sociales: abusos y corrupción generalizada; carente sistema de pensiones; baja calidad de la educación pública que no permite la movilidad social; desprotección en salud; baja calidad en transporte público; desabastecimiento generado por la privatización del agua; en fin, un país para beneplácito de los ricos en detrimento de las mayorías.
Como respuesta a las protestas, el presidente de centroderecha Sebastián Piñera, en un acto desquiciado declararó la guerra a su propio pueblo, mandó a la policía antidisturbios, que pretendiendo seguir los protocolos para lo que están entrenados, cometieron violaciones generalizadas a los derechos humanos, recordando los tiempos de impunidad de la larga dictadura militar.
¿Cómo calificar al señor Piñera, ante 18 estudiantes de un establecimiento que perdieron la visión de un ojo, cuando marchaban pacíficamente?

¿Cómo calificar al señor Piñera, ante más de 200 chilenos cegados por disparos de la policía?
¿Es tanta la avidez económica? o ¿La incapacidad de gobernar pensando en todos?
La gente pidió pan y el gobierno les respondió con sangre: tortura, palizas e incluso violaciones sexuales. Olvidándose que ningún régimen que viola los derechos humanos está representado por personas dignas de ser llamadas personas. Olvidándose que su mandato no es eterno, que el pueblo no es su propiedad, que el país no es su feudo y que los crímenes de lesa humanidad se pagan y no prescriben.
Después que muchas lágrimas corrieron mezcladas con sangre por las calles chilenas, la población llego a las urnas buscando una vía de salida al caos, haciendo ganador de la contienda a: Gabriel Boric, del movimiento progresista Apruebo Dignidad.

El presidente electo de Chile, proveniente de Magallanes, de la punta más sureña del continente, en su primer mensaje celebrativo no oficial ante sus miles de seguidores dijo: “La esperanza le ganó al miedo”, refiriéndose a la capacidad de los pueblos de Chile de sobreponerse a la sistemática información anti izquierdista mediática.
El triunfo de Gabriel Boric en Chile representa un nuevo comienzo para éste país, por importantes factores sociales y económicos, además de representar un alejamiento de la izquierda desquiciada, esa que no merece que se la nombre, por la destrucción de la institucionalidad de sus países y el obligado éxodo de sus pueblos.
“Gabriel Boric: es de los pocos líderes de izquierda que han condenado las violaciones a los derechos humanos y apoyó las causas del pueblo cubano contra el régimen y criticó a Maduro”.
Gabriel Boric con sus 35 años, tiene claro que es de Centro Izquierda y promete cambios profundos en el país vecino que goza de una democracia consolidada, junto con la de Uruguay; y de lograr los cambios prometidos, demostrará que los viejos dinosaurios (violadores de los derechos humanos, disfrazados de izquierda) ya no tienen cabida en nuestro expoliado continente.
«Si logra implementar la mitad de lo que promete, se convertirá en alguien que defina e inspire a una nueva izquierda», dice Oliver Stuenkel.

Las expectativas y desafíos son grandes. Esperamos que el joven presidente haga todo mejor de lo que los chilenos y el mundo puedan imaginar y que marque una ruta de paz y progreso para Chile, ya que la esperanza le ganó al miedo.
Ahora en Chile Esperanza se escribe con B, de Boric.
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