LA FORTALEZA DEL ESTADO QUE VIENE. Por Fidel Carlos Flores C. (378)

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Cambios intensos se avecinan a tres semanas que el nuevo gobierno tome posesión en un contexto inédito en la política mexicana. Las decisiones del presidente electo Andrés Manuel López Obrador cada vez empoderan más al Estado por venir y –literal- desde el 1 de julio, borraron a Enrique Peña Nieto de la agenda mediática, el saliente presidente ahora se encuentra más preocupado en no verse afectado judicialmente por el gobernador de Chihuahua Javier Corral, entre otros.
En los últimos días y después de que López Obrador fijara postura, sobre la cancelación de obras del Nuevo Aeropuerto Internacional en Texcoco, se disparó nuevamente el encono y los ataques de medios y empresarios, tal situación también se trasladó a las redes virtuales y a las calles. La sola declaración de poner a México (interés nacional) por encima de intereses privados atacando corrupción y contratos amañados, caló hondo, terminando con la tersa y suave transición.
Hasta la revista Proceso (#2192) entró en polémica, al titular en su portada una declaración del jurista Diego Valades de la siguiente manera “AMLO se aísla, el fantasma del fracaso” y en interiores “López Obrador, sin proyecto político”. Situación que ocasionó una respuesta del presidente electo en el sentido de que es normal disentir, es parte de la libertad de expresión, aunque no dejó de calificarla como amarillista.
Antecedentes económicos.
Desde el inicio del milenio (gobierno panista de Vicente Fox) hasta hoy, los presidentes en turno, reforzaron políticas económicas neoliberales, la presidencia se había convertido en una especie de gerencia que reportaba y servía a poderes fácticos y grandes capitales.
A la par, la corrupción y otras anomias crecieron exponencialmente generando una vorágine de violencia, desempleo y pobreza. En sí una catástrofe de proporciones mayores que nos mantiene al borde del abismo social.
En este sentido, la nueva administración está en su derecho de suprimir –además fue promesa de campaña- la onerosa obra en Texcoco (NAICM) , magna construcción de recursos públicos (deuda incluida) que representa también una incapacidad de financiar otras situaciones -quizá- más urgentes de tareas públicas y asistencia social.
El mensaje de AMLO.
El presidente electo en breve discurso (video), marcó y fijó posición de fortaleza, más allá de mercados nacionales e internacionales, en tal alocución buscó tranquilizar al mundo financiero tras la decisión de cancelar la construcción del aeropuerto, un proyecto que antes y después de la consulta ciudadana (por cierto, legal pero con fallas) generó un choque de fuerzas entre la iniciativa privada y el nuevo gobierno.
Con esta significativa acción López Obrador dejó en claro quién manda en México. Un hecho arriesgado pero con éxito para su causa política –claro- sus estrategas seguramente calcularon las posibles consecuencias económicas, evitando a toda costa una fuga y/o turbulencias de capitales.
Evidentemente la ciudadanía (53%), le otorgó un cheque en blanco (mayoría en ambas Cámaras) para cambios y reformas que defiendan el interés público, en tal contexto, la responsabilidad y compromiso del periodismo debe ser mayor, es decir reforzar una crítica puntual, transparente y honesta para evitar, probables abusos/excesos del ejercicio del poder.
Sin lugar a dudas, tiempos históricos, los que a partir del 1 de diciembre viviremos como sociedad.
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