EL COVID Y LA POSVERDAD. Por Jorge Gallo García*

Infodemia, la otra pandemia
La pandemia de Covid -19 que tiene azolada a la humanidad entera, además de tener a gran parte de la humanidad confinada, temerosa de un posible contagio, dudosa de la información que brindan los diferentes ministerios de salud y del enorme impacto económico que ha afectado a mayor o menor medida a la mayoría de los países, surge otra epidemia que aunque pareciera ser un tema menor, se deben tomar medidas para evitar que estas prácticas se hagan más frecuentes, con un alto costo social.
Son las pseudociencias, prácticas que de momento y en un discurso que se ajusta a sus necesidades para convencernos, pareciera tener un sustento científico, por lo cual la gente cree y en caso de enfermedades que deben ser atendidas a la brevedad, lejos de curar los males que la ciencia tradicional ya detectó, hace que avancen hasta que, después de un tiempo, sean terminales.
Prácticas como la homeopatía, el reiki, el manejo de energía, piedras calientes y una cantidad enorme de “productos milagro” como suplementos vitamínicos que aseguran reforzar el sistema inmunológico, pueden convertirse en una práctica nociva para mucha gente que, con la esperanza de una cura milagrosa, desatienden a los médicos tradicionales.
Por citar un ejemplo, El País, uno de los periódicos más respetados de España y en general del habla hispana, han publicado historias que se basan en casos de españoles, que, tras ser detectados con un tumor cancerígeno, y con el miedo que la enfermedad causa por sí sola, deciden buscar tratamientos alternativos con la fe suficiente para seguir un tratamiento que les permita sanarse.
Es decir, casos en lo que el médico tradicional urge someterse a quimioterapias y a un tratamiento que puede desembocar en una cirugía para extirpar el tumor maligno, sin embargo, producto del miedo y de la fe y las ganas de vivir, asisten a terapias de homeopatía -en la mayoría de los casos-. Siguen el tratamiento que el homeópata prescribe, van a consultas donde les indican que van en franca recuperación, pero en la realidad, el mal avanza y cuando finalmente van a un hospital, es para enterarse que el cáncer ha avanzado y no hay nada más que se pueda hacer más que tratarse con paliativos, ya que hay metástasis.
Es para ponerse a pensar, que en un país como España, que tiene un desarrollo humano más elevado que América Latina, se den estos caso, pero en realidad no se trata de una economía sólida, de una sociedad que se informe y que se cuide de las fake news, sino de una característica humana, que por el miedo a la muerte, el individuo busque alternativas que le den esperanzas de recuperarse y vivir, de ahí a que casos como los que se narran en El País, están en todo el mundo.
Y para muestra basta un botón; en Estados Unidos se han hecho sumamente populares “remedios milagrosos”, que aseguran, el propio Gobierno esconde porque no le conviene que la gente lo sepa pues el Covid-19, es un arma biológica y otras tantas teorías de la conspiración, que no tienen fundamento científico, pero que se hacen virales en las redes sociales, y que mucha gente termina por creerlo.
Por ejemplo, en las redes aseguran que beber orina de vaca, beber cloro, tequila o algo con un alto grado de alcohol, comer ajo, tomar baños calientes o secarse el cuerpo con aire caliente, son soluciones fáciles para destruir al Covid, y lo sustentan con un discurso que parece lógico, y mucha gente que no acaba de creer que la pandemia es real y el virus muy contagioso, terminan por convencerse.
Este mal, que ya la misma Organización Mundial de la Salud (OMS), lo considera como una “explosión de información falsa” o “infodemia”, recomienda que los diferentes gobiernos tomen medidas para evitar el surgimiento de charlatanes, pseudocientíficos, tratamientos y medicamentos que no están avalados por las instituciones de salud.
Por ejemplo, en Canadá los organismos reguladores han tomado medidas enérgicas contra terapeutas, quiroprácticos o proveedores de suplementos alimenticios o medicamentos que aseguren, “previenen el Covid-19; sin embargo, quiroprácticos que mejoran los males de las articulaciones, medicamentos para fortalecer el sistema inmunológico, ya estaban presentes antes de la pandemia, entonces, ¿por qué las medidas enérgicas y antes no las hubo?
Precisamente por el miedo y la incertidumbre que causa entre la gente, a mayor o menor medida, pues la infodemia asegura que el Covid es un invento para controlar a la humanidad, que tiene como finalidad “una limpieza, y un sinfín de teorías conspiranóicas, que en la posmodernidad y la posverdad -cuya característica es que el ser humano oye, ve y procesa lo que quiere ver, creer y escuchar-. Entonces esto provoca que gran parte de la sociedad mundial pierda objetividad y busque es estos remedios, la solución que ellos están buscando.
Pero es necesario precisar el peso de la economía que tiene la producción y venta de estos productos: champús para evitar la caída del cabello, cremas para desaparecer las arrugas y las estrías, sartenes para cocinar sin una gota de aceite y mil productos más. Es una industria próspera, que crea empleos, que genera riqueza y que mantiene a la economía en movimiento.
A decir de muchos economistas, estas industrias son similares a las tabacaleras o a las refresqueras; son un mal necesario pues aportan a la economía mundial y en un momento de recesión y una franca caída financiera, no conviene que empiecen a recortar personal y apretar aún más la frágil situación de las finanzas públicas.
Pero… ¿Qué dice la academia? ¿Cuál es la opinión de los científicos e investigadores? Coinciden que el consumo de suplementos alimenticios, el ingerir grandes cantidades de cítricos, de ajo y cebolla, si no ayudan a combatir y prevenir el Covid-19, tampoco son dañinos, e incluso pueden ser auxiliares por las propiedades diuréticas, el alto contenido de fibra u otros efectos benéficos a la salud.
Pero… ¿Qué sucede si un individuo consume medicamentos contra la malaria o el paludismo sin necesitarlos? ¿Qué pasa si alguien se unta cloro en la piel, consume cocaína o alcohol de alta graduación? ¿Y si una persona que presente síntomas de Covid, en vez de ir a un hospital, bebe té de menta con limón? El panorama cambia y la vida corre peligro.
Entonces -recomiendan diferentes académicos-, una solución es atacar la infodemia con información verdadera; es decir, que los medios masivos como los noticiarios en radio y TV, programas de chismes y espectáculo, de deportes, abran un espacio donde puedan tener voz epidemiólogos, virólogos, médicos y en general, especialistas que puedan explicar de una forma simple y accesible al gran público, la verdad sobre el Covid-19.
(*) Periodista y Maestro/Investigador (UAM-Azcapotzalco)
———- O ———-

Deja un comentario