CONTROL DISFRAZADO DE LIBERTAD. Por Jorge Gallo García*

• Libertad, en gran engaño para someter
• La sociedad cede su libertad en busca de ella misma
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El capitalismo como forma dominante de la economía, ha sido capaz de esconder su verdadero rostro; es una forma de dominación económica, que ha permeado en la mente del colectivo humano y que hábilmente nos vende la idea de que la libertad es un bien con en que los seres humanos nacemos y debemos defender sobre todas las cosas.
La libertad en sí misma, representa una idea tan amplia que no es posible definirla como un concepto heterogéneo, pues para el ser humano, la libertad va más allá de un discurso político o económico, pues las sociedades actuales luchan por la libertad de creencia, por libertades sexuales, por la libertad de poder elegir el modo en que queremos ser gobernados, entre otros muchos conceptos de “libertad”.
Y ante esta idea, el capital nos brinda la libertad de empresa como parte de esa misma libertad que buscamos, que aceptamos y que la hacemos parte de nuestra vida. Para Byung-Chul Han, filosofo surcoreano, que desde 2012 se desempeña como profesor de Filosofía y Estudios culturales en la Universidad de las Artes de Berlín, considera que con esa habilidad que tiene el capitalismo para disfrazarse y mimetizarse, con el control de las redes sociales y los grandes medios de comunicación masiva, nos han hecho esclavos del capital, pero con el concepto de libertad, nos venden la idea de el trabajador ya no pertenece a una empresa, sino que es emprendedor y que se vende a sí mismo a quien más le convenga.
Pero analizando la realidad laboral que hay en casi todo el mundo, el trabajador ha perdido muchas de las conquistas obtenidas en diversas luchas obreras desde que se iniciaron los movimientos organizados, desde el periodo de la revolución industrial, y que se plasmaron en las leyes laborales durante el siglo pasado.
Pero hoy, el trabajador no tiene relación con una empresa, ni goza de prestaciones sociales, es free lancer, trabaja por proyectos, pasó de ser empleado a desempeñarse como emprendedor, a trabajar por su cuenta, en su casa, quitándole a la empresa gastos esenciales como agua de garrafón o papel higiénico, lo que beneficia al capital porque le ahorra lo más que se pueda.
Para el profesor Byung-Chul Han, quien recientemente, junto con el esloveno Slavoj Zizek, protagonizo una polémica intelectual en torno al carácter de crisis que representa la pandemia del COVID-19 en el mundo, lo más preocupante es que el actual modelo neoliberal, ha convencido a mucha gente que esta precariedad en el empleo es parte de su libertad empresarial, y que es benéfica para el trabajador, pues éste tiene la libertad de emplearse con quien él quiera, sin ver que en realidad, el propio trabajador es el más afectado.
«La crisis de la libertad» fue publicado por primera vez en su libro «Psicopolítica» en 2014, y en esta obra, se plantea como el capitalismo salvaje o neoliberalismo, durante el siglo pasado, con la idea de mantener la paz y el orden para el progreso social, llevaba a los Estados, a apoyarse en estructuras de espionaje, el cuerpos de policía secreta, que vigilaba a determinados ciudadanos, quienes eran activistas sociales, líderes políticos, o personajes que en un momento dado, podían representar un peligro para ese Estado.
Sin embargo, esto ha cambiado, pues ahora el mismo individuo es quien le dice al Estado esos datos que anteriormente éste tenía que obtener por los medios tradicionales como el espionaje; ahora somos nosotros mismos quienes a través de las redes sociales, les indicamos quiénes somos, a qué nos dedicamos, qué lugares visitamos.
Nos mostramos con una careta de felicidad y de triunfalismo; de una falsa autonomía económica, de felicidad conyugal; el individuo cada vez más vacío, intenta llenar esa existencia hueca comprando, consumiendo y mostrando su aparente éxito comiendo en restaurantes, viajando, presumiéndose en las redes sociales.
Por este motivo, indica el escritor surcoreano, conceptos como la “protección de datos personales”, han quedado obsoletos y rebasados pues con esta falsa idea de felicidad y éxito, compartimos nuestras vidas a través de las redes sociales, sin tener conocimiento -o idea-, de quién los va a almacenar y con qué fin.
Este fenómeno que está sucediendo desde hace algunos años, el filósofo lo denomina “Psicopolítica digita”, donde es Estado que tiempo atrás fue un ente activo, que movió sus piezas para investigar y saber sobre los ciudadanos, ahora es un ente pasivo, que se dedica a revisar y a administrar lo que el propio ciudadano sube de forma indiscriminada a la red, lo que le permitirá recabar información para que ese papel pasivo, cambie a ser activo.
Finalmente, considera que el llamado “Big data”, ha venido a revolucionar la vida de la sociedad, que nuevamente cae en el engaño, y que con símbolos de dominación como los teléfonos inteligentes, las redes sociales, los trabajos por proyecto y la idea falsa de libertad, es el propio individuo que se desnuda y acepta la dominación con un like, que parece inofensivo.
(*) Periodista y Maestro/Investigador (UAM-Azcapotzalco)
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