VOX POPULI, VOX DEI. Por Márcia Batista Ramos (*)

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Recuerdo a la perfección, cuando el 2013 terminó la auditoria de las elecciones en Venezuela y la OEA confirmaba la victoria de Maduro… Recuerdo que lloré. En aquél momento, me dolía el alma asistir la estocada final que llevaría a un Estado agonizante a la falencia; y ver derrocada la esperanza de un pueblo, que se debatía en la miseria y actualmente, sucumbe en el hambre ante la vista y paciencia del mundo (globalizado).
Sabemos que la complejidad de las sociedades de América Latina estriba en sus desigualdades históricas. Difícilmente podemos comprender qué quedó atrás. Apenas existe redención para quienes protagonizaron el pasado (¿Si es que existe?).

En Bolivia, se vive uno de los momentos más delicados de su historia contemporánea. Vemos sucesos esperpénticos todos los días. Además, existe un empeño por proceder a una relectura de toda la historia nacional con vistas a invocarla como factor de legitimación de un nuevo Estado y, al mismo tiempo, con la intención de desproveer de pasado al adversario, para seguir imprimiendo un nuevo carácter a las vivencias actuales y legitimar las decisiones del poder por más grotescas que sean.
El pueblo salió a las calles, cuando se deparó con las controversiales elecciones del 2019. Se quedó claro en aquél momento, que estaba en juego el Estado de derecho, la democracia y el futuro… Los ciudadanos de vocación democrática gritaron y lucharon por hacer respetar su derecho fundamental: el Voto.
El escenario trágico reflejaba, indudablemente, una crisis de autoridad y legitimidad, que sacudió a un país entero; una población, estremecida, que no se contuvo y salió a las calles a expresar su repudio a los gobernantes.
Ante un país confrontado, se pudo apreciar que la mayor parte de la población civil luchaba por convicción e ideal; mientras una minoría salía a las calles por prebendas. O sea, eran dos grupos visibles: los que salían a defender una postura y los que salían a cambio de una limosna.

La ideología dominante, se articula en un sistema de creencias con una diversidad de afirmaciones sobre la propia historia (reconstrucción del pasado), sobre el devenir de la colectividad (futuro), que implican un cuadro de relatos míticos. Haciendo más caótico el contexto con la simple intención de eternización de un líder en el poder.
Sumado a la concepción de liderazgo carismático (el líder como enviado de Dios). La historia del país se concibe como una lucha constante entre el Ser y el no-Ser de la colectividad, y en este debate, la intervención de la divinidad se traduce en la consideración del país como nación elegida y en la identificación del anti-país con potencias maléficas supra temporales (imperialismos): la referencia a lo diabólico es constante, pese a lo pintoresco que ello pueda tener, contemplado desde una perspectiva medianamente crítica.
Sumado a que hoy, Venezuela es el espejo en el cual los bolivianos no quieren mirarse en el futuro próximo, por eso la sociedad civil en su conjunto, salió a las calles en un gran espectáculo que el mundo (globalizado) asistió sin intervenir y sin creer.

Nadie intervino porque ya se diluyeron los cuadros de referencia que estructuraban, bien o mal, las políticas de no expansión de las ideologías de izquierda. Los dos bloques ideológicos que dividían al mundo, hasta fines del siglo XX, se sumergieron en el afanoso capitalismo líquido posmoderno, resta Cuba como modelo e injerencia en las ideologías de izquierda.
Pero, por su parte Cuba, representa hoy, la imagen del fracaso socialista a nivel mundial. La historia no debe retroceder, si no, ¿adónde nos vamos a remontar? ¿a las cavernas?
Hablamos entonces de crisis de los cuadros de referencia ideológicos… Ya que inicialmente, la ideología que se aferra al poder hoy, colocó esperanzas de días mejores en el imaginario de los más necesitados; y sencillamente, después de 14 años, no cumplió con sus promesas, y dejó a los más necesitados, totalmente marginados. Entonces, los ciudadanos bolivianos, ante una revolución social que solo existe en la abundante propaganda gubernamental, decidieron defender su patria. Aquí, cabe remarcar que, en la idiosincrasia del pueblo boliviano, existen tres palabras que encarnan lo sagrado: Dios, Madre y Patria.

La Patria fue mancillada. Entonces, no había manera de rectificar errores. Menos cuando los aun dirigentes, continuaban con sus prejuicios hacia la ciudadanía; tratando una y otra vez de ensanchar la brecha de las diferencias socio económicas o raciales, con discursos chauvinistas cargados de felonías e ira.
Hoy, el contexto es otro, a diferencia de 14 años atrás. Los ciudadanos están profundamente heridos, por su Patria. Por lo tanto, saben y asumen, a la perfección, que es el momento de defenderla, incluso ofrendando sus vidas como Héroes.
Vemos que dejan atrás el ropaje de la materia y suben a los cielos sus espíritus fortalecidos por haber luchado por la dignidad de la Patria, que sus hijos y nietos heredaran.
La Integridad de la mayoría del pueblo boliviano, se percibe a lo lejos; (hablo de mayoría porque existe una minoría de pobres, ignorantes y explotados, que no logran auto determinarse y son usados por dirigentes inescrupulosos, que les someten con amenazas y\ o migajas económicas).

Esa mayoría de ciudadanos que se auto organizó y se levantó mostrando al mundo (globalizado) que estaban enojados, porque su Voto no fue respetado; esa mayoría sabe que la Patria es Sagrada y que preservarla y engrandecerla es su deber.
Hoy, en Bolivia, la Democracia no es solo una forma de gobierno y un instrumento de expresión política, sino una tradición y un destino.
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(*) Licenciada en Filosofía, gestora cultural, escritora, poeta y crítica literaria. Columnista en la Revista Inmediaciones (La Paz, Bolivia) y en periodismo binacional Exilio, México.

BREVES APUNTES ACERCA DE LA CREACIÓN POÉTICA. Por Márcia Batista Ramos (*)

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El ser humano, desde los principios de los tiempos, se vio reñido con el misterio que envuelve el arte de escribir poemas. La creación poética, a lo largo de la historia de la humanidad, estuvo ceñida por la discusión de si la fuente del poema era la inspiración divina o la razón humana.
La poesía en los tiempos de Platón, era un tema sacro ya que se creía que el poema era resultante de la inspiración que provenía de la iluminación divina. Pues, el soplo divino, canalizado a través de las musas, llevaba el poeta a entrar en un trance que le permitía recibir su inspiración sobrenatural. Eso porque la poesía era considerada algo externo al poeta.

Con el pasar del tiempo y el advenimiento de otras culturas, la comprensión del concepto de creación poética fue cambiando, en el Barroco, nacido en el siglo XVII, por ejemplo, empezaron a teorizar sobre las técnicas de composición basadas en el raciocinio lógico, en los juegos semánticos a través del ejercicio de la retórica, totalmente, alejado de la idea de proceso divino de creación.
Empero, el concepto clásico de inspiración retorna en el periodo Romántico, bajo la concepción de sensibilidad. Retomando el concepto metafísico de iluminación extra sensorial o conexión suprema, por medio de la cual la poesía se manifiesta en el poeta.
Con el pasar del tiempo, es en el Surrealismo que el concepto gira otra vez, ya que, para los surrealistas, la poesía debe ser como los sueños: libre de la razón, una manifestación del inconsciente.
Los teóricos contemporáneos, apuntan a nuevos conceptos de la creación poética sustentados en conceptos que aparecieron en el siglo pasado; como el concepto de desbordamiento, utilizado por el poeta Pablo Neruda, para explicar el impulso creativo. En un entendido de eclosión de las percepciones almacenadas en el espíritu del poeta. Cabe resaltar aquí, que ese concepto se diferencia del concepto de inspiración, concepto considerado impreciso, poco científico. Mientras que desbordamiento, contiene en sí mismo, la idea de acumulo y rebalse de experiencias sensibles, logrando reflejar el fenómeno de la creación.
Otros teóricos del siglo XXI, prefieren conciliar extremos, al reconocer que el poema necesita de la parte lógica, racional y técnica del poeta para recibir la forma, empero que es imprescindible el toque emotivo, inconsciente, que, según ellos, proporciona el lirismo o clima lírico, expresión que Staiger (1977) usó para definir la instauración del momento poético.
Desde mi punto de vista, la creación poética tiene un vínculo directo con las experiencias profundas vividas, sumadas al proceso de asimilación del mundo por el poeta y su consecuente transformación en poesía. Así mismo, hay una parte en cada poeta que se alimenta de oscuros, de dolores viejos, de instinto, de desentendimientos y contradicciones que normalmente no son propios, pero el poeta observa profundamente y se apropia al buscar la esencia de las cosas para querer llegar a la verdad de la vida a través de la poesía.
Siendo así, la creación poética, nacería de la experiencia observada en profundidad propia o no, en una relación muy privada del poeta con el mundo.
En fin, la creación poética es el intento de encontrar la salvación por medio de la palabra, pues a través de ella, el poeta se relaciona de forma transparente con la verdad, con su verdad y con la vida, que es un concepto por demás universal y al hacerlo salva al otro, porque la verdad es absoluta, por ende, de todos.
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Licenciada en Filosofía, gestora cultural, escritora, poeta y crítica literaria. Columnista en la Revista Inmediaciones (La Paz, Bolivia) y en periodismo binacional Exilio, México.

ESPEJO, PIEDRAS DE LECTURA Y PIEDRAS DE LA LOCURA. Por Márcia Batista Ramos (*)

“Hubiese querido más que esto y a la vez nada.” Alejandra Pizarnik
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La vida se va destejiendo con la fuerza de las horas ante el espejo lleno de adverbios, espectador irónico, suplicante y reprochador de su propio reflejo. Mientras, a fuera, la tarde sigue intacta, iluminando un paisaje soberbio, que no experimentará cambios en miles de años, si el bicho humano, no se aproxima, con una idea brillante, de construir algo que represente su concepción de progreso y con eso, justifique la destrucción del ecosistema y de todas las formas de vida que pueblan el lugar. ¡Pobres hormigas! Y otros bichos más…
Yo apenas observo el paisaje, a manera de sentir el sol y la luminosidad de la tarde, ya que paso muchas horas haciendo mis actividades literarias, dentro de la casa donde no percibo el viento, ni me distraigo con los pájaros… La verdad, podría salir, al menos, para leer. Pero, gravito en una órbita de costumbres muy arraigadas en dos mundos: el mundo y todas sus bascosidades y el mundo de mis obsesiones.

El espejo no logra trascender el tiempo, sin embargo, logra reflejarlo en toda su avidez y de manea Borgeana, ya que es capaz de mostrar el preciso instante que llamamos presente, este momento fugaz en que el futuro se precipita sobre el pasado y lo disipa.
Los espejos de obsidiana encontrados en Anatolia datan, aproximadamente, del año 6000 a. C. En Mesopotamia desde 4000 a.C., pulían a mano los espejos de cobre.
En todas las civilizaciones se pulían las piedras y los metales, y conseguían algún resultado positivo, como transformarlas en lanzas para cazar o en objetos cortantes que lograban crear otros objetos. Pulir piedras como el granito y la arenisca, para labrar su exterior y darles forma es una técnica milenaria, que, en muchos casos, consiste en modificar considerablemente la forma de la roca seleccionada.

Me encantan los espejos pulidos, las piedras de molino y otras bellezas como los cuencos de piedra, empero, realmente me fascina la piedra de lectura: un antecesor de los lentes y de las lupas; era un objeto semiesférico de cristal que se usaba en la antigüedad para ampliar textos; la piedra de lectura facilitaba la lectura en condiciones de baja visibilidad y que era de gran ayuda para personas con presbicia.
El uso de las piedras de lectura se extendió del siglo XI hacia el siglo XIII, después, entraron en desuso debido a la invención de las gafas. Algunas piedras de lectura eran hechas de cristal de roca y berilo pulidos y, con un simple movimiento sobre las letras las aumentaban para poder leerlas.
Sin la piedra de lectura, muchas personas no se hubiesen enterado de la frasecita que dijo Alejandra: “He tenido mucho amores -dije- pero el más hermoso fue mi amor por los espejos.” Frasecita que ella escribió, posiblemente, en una tarde soleada en que ella estuvo encerrada en su casa, inmersa en sus lides literarias, sin percibir el viento, ni distraerse con los pájaros, escribiendo “La extracción de la piedra de la locura”.

Cabe resaltar, que la representación de la piedra de la locura se circunscribe a las pinturas realizadas al óleo, entre los siglos XV y XVIII. Cuando, con la palabra loco se designaba a toda aquella persona que tenía una actitud que no correspondía con las reglas sociales establecidas y que, por lo mismo, se convertía en marginada. Pero, dividían a los locos en tres categorías: la primera sería el enfermo mental de gravedad; la segunda sería el bufón, que entretiene a los demás, y que suele tener algún tipo de discapacidad mental o física; la tercera sería el que se deja llevar por el impulso sexual o la lujuria, por extensión el que se deja impulsar por el pecado.
Siendo así, la extracción de la piedra de la locura no es más que una puesta en escena, en la que un hombre, que ha caído presa de la lujuria, es reintegrado en los cauces sociales, anulando su deseo sexual e inclusive castrándolo y devolviéndolo a los cauces de la sociedad y la moral cristiana.
Es interesante que la mera temporalidad de la existencia, es lo que permite escudriñar el mundo pasado, descubrir sus signos y significados; evidenciar ciertas diferencias y similitudes que existen en la sociedad contemporánea y en la antigua.

Siempre me inquieta la simple secuencia, la ilusoria sucesión de hechos en la realidad brutal del mundo, porque sé, que sencillamente, no hay salvación. Actualmente, en cuanto unos tratan de reflejarse en espejos, esmeradamente pulidos, otros, utilizan piedras de lectura para poder ver con más claridad aquello que su vista no alcanza a ver, mientras tanto, muchos juzgan necesario extraer las piedras de la locura, de las cabezas, de los pocos que tienen claro la existencia del universo multidimensional, fragmentario y del mundo sin posibilidades reales de salvación.
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Licenciada en Filosofía, gestora cultural, escritora, poeta y crítica literaria. Columnista en la Revista Inmediaciones (La Paz, Bolivia) y en periodismo binacional Exilio, México.